trista
10 de febrero 2017
Por: Lucia OMR

Vestidos para habitar reinos: Trista, 10 años de contar historias

Trista. Una década contando historias es una de las exposiciones de moda más estimulantes que se hayan hecho en la ciudad de México.

Una década contando historias es la crónica de una de las marcas más hermosas de ropa en México: Trista. La exposición está curada excepcionalmente por Ana Elena Mallet, quien parece entender las miles de capas –de tela y narrativa– que ha llevado cada prenda, cada proyecto de Trista a lo largo de 10 años de existencia.

Trista la formaron Giovanni Estrada y José Alfredo Silva en 2006 y consiguieron lo que pocos: que sus clientes valoraran la prenda, más que como un objeto, como una idea. Es decir: que en lugar de solamente “querer” y “comprar” un pedazo de ropa, el cliente de Trista la observara; la entendiera como una historia de la que después sería parte. Y es que lo suyo es contar historias.

No se necesita ser un fashionista o un seguidor ferviente de la moda para disfrutar enormemente esta exposición de 10 años de Trista. De hecho, a partir de visitar esta muestra es probable que la moda cobre distintos significados y que se inauguren nuevas maneras de entender, por ejemplo, la carga histórica que puede portar la silueta de un vestido o los diálogos que una prenda pueden tener con la literatura y los paisajes.

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La literatura en Trista:

En el primer cuarto de la galería corre un video de una pasarela con los primeros diseños de Trista. Bajo esta pantalla hay un libro abierto: Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Los personajes, el tono y los paisajes de esta novela nutrieron los diseños de Trista en más de una manera. Desde el proceso de cada material o las formas del patronaje hasta la silueta que después cobraría cada prenda estuvieron influenciados por Pedro Páramo y por decenas de otras novelas, ensayos y cuentos mexicanos.

“Trata de ver esto. ¿Qué te está diciendo?”, dice José (aka “Josa”) mientras nos muestra un vestido negro voluminoso. “Creo que es importante que la gente empiece a asimilar este tipo de diálogos entre la moda y la literatura, por ejemplo, porque no existen ese tipo de cosas en muchos lados”.

Este vestido, más bien su sombra, proyecta el rostro de una persona.

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Las sombras en Trista:

Josa:

Lo que sucedió aquí fue que nos cuestionamos qué era la muerte. Entonces, a través de este cuestionamiento, empezamos a buscar en la literatura y encontramos en algunas novelas muy mexicanas de Rulfo y Elena Garro un factor constante que era: las sombras. Las sombras como un elemento que presagiaba siempre la muerte. La muerte mexicana.

 La reflexión particular fue: ¿qué sucede si de repente tú ves tu sombra, que estás acostumbrado a ver, y no te ves a ti, si no que ves a alguien más? Entonces el cuestionamiento inmediato es… qué es esto, ¡no me estoy viendo a mí!

Lo que hicimos fue capturar una serie de sombras de diferentes personas. Cuando digo capturar es que básicamente proyectamos luz y trazamos la silueta de esa persona en una pared. Una vez que tuvimos la silueta, empezamos a modelar los vestidos. Mira qué jóvenes éramos…

Después trabajamos los vestidos de tal forma que en algún ángulo del día, cuando llega ese punto del día en que el sol cae donde debe de ser, y volteas a verte, se genera la cara de alguien que no eres tú. En este caso era Melissa, por eso se llama el vestido “Melissa”.

 

Parte de esta exposición es sensibilizar a la gente de todo el proceso que hay detrás de cada una de las prendas. El proceso mental y creativo. El proceso físico y técnico.

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Las flores en Trista:

Las flores han sido un distintivo de Trista desde el principio, y cada vez se han convertido en elementos mucho más elaborados y mucho más emblemáticos de sus colecciones.

La Trista actual tiene como eje temático las flores en distintas manifestaciones. Este vestido [arriba] es un gran ejemplo de técnica de alta costura que conlleva procesos artesanales complejísimos. Primero se monta una tela de base en un bastidor, encima de ésta va una tela muy ligera (parecida al tool) donde se van bordando todos los recortes de las flores. Una vez hecho todo esto, se tiene que deshilar, hilo por hilo, la tela de abajo. El proceso toma aproximadamente 2 meses de trabajo y varias manos para que esté listo para la clienta.

En el tema de las flores, Josa y Giovanni también hicieron una investigación sobre flores naturales mexicanas y su aplicación al teñido. A partir de esto elaboraron un aparato donde vierten los tintes de las flores y los dejan gotear de unas mangueras para que el vestido los absorba, de abajo hacia arriba, y se generen esas texturas que parecen paisajes o páramos.

Con este vestido cierra el recorrido de Trista, una década de contar historias. Muestra esa parte femenina que al mismo tiempo es una historia que se cuenta con la puntada y la acabada. Los hilos y las flores quedan colgando, y esos mismos hilos son los que levantan el vestido. Este es el Trista actual, el que cuenta historias, el que te hace partícipe de esa historia.

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