Nadie realmente puede ver una flor; es tan pequeña.
No tenemos el tiempo, y verla lleva tiempo –como lleva tener un amigo.
-Georgia O’ Keeffe
Hay tanto en común entre una flor y un amigo; en realidad, hay tanto en común entre una flor y cualquier cosa que importa y hace bien. Para ver una flor se requiere tiempo, vocación y ternura. Por eso –y muchas cosas más– el Festival de flores y jardines (FYJA) es tan noble y especial. Y la buena noticia es que ya pronto estará nuevamente en la ciudad.
Ciertamente, quienes hacen jardinería y se rodean de ella hacen un mundo mejor. Con este festival, que se ha inspirado del gran Chelsea Flower Show, expertos, aficionados y curiosos pueden unirse a la causa y hacer más bello y menos contaminante nuestro entorno.
Y para esperarlo (como cuando se espera una flor), este festival nos ha ido preparando con intervenciones en la ciudad. Entre otras cosas habrá piñatas de flores, una brillante alfombra-jardín efímero e intervenciones en espacios del Jardín Botánico del Bosque de Chapultepec a cargo de paisajistas, arquitectos, horticultores y estudiantes. Con esto comienza el camino a la rehabilitación del Jardín Botánico. Al fin.
No te puedes perder este precioso festival, que va a estar del 20 al 22 de abril en el Jardín Botánico y, por mientras, aligera la espera estas vacaciones en los nuevos jardines; contémplalos y date el tiempo de ver una flor.
6 mini-jardines que visitar:
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1. Yo, conmigo
Este pequeño jardín crea un espacio de reflexión para una sola persona. Provoca que quien lo visita se sienta relativamente aislado y aún así observe lo que sucede a su alrededor. Sus plantas rosas y moradas alegran y tranquilizan. El jardín lo diseñó Bárbara Fernandez y construyó Kaluz y Huatan.
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2. Cáctus de luz
Este pedazo de tierra de cactáceas está ahora intervenido con un ‘cactus de luz’, pero además las jardineras se transformaron con el reagrupamiento de las cactáceas existentes y la introducción de especies compatibles con floración intensa. El jardín lo diseñó José Antonio Aldrete-Haas y construyó Teresa Pérez Ruíz y Adrián.
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3. Humedal y suculentas
Este jardín surgió a partir de las plantas que podrían rescatarse y los elementos que se aprovecharon para que se incorporaran al jardín. Así, los muros de piedra, el humedal, los árboles –que dan sombra–, se integraron con nuevos elementos y resultó este pequeño edén. La construcción del jardín la hicieron Héctor González Román y Rosalío Flores Flores
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4. Humedal urbano
Aquí rondan los pájaros, esas criaturas anónimas que nos hacen siempre compañía. Este jardín-humedal es un paraíso tropical lleno de nenúfares de varios colores, iris de Luisiana, platanillos, papiro, lirios, menta y plantas acuáticas.
Lo diseñó Kailua Design, Diane Minter y Juan Morales y construyó Mauricio Alegre García, Jesús Iván Huerta Rosas, Antonio Mosso Jiménez, Emanuel Díaz Mejía y Pedro Pérez Hernández.
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5. La espina dentro de la flora de México
Este jardín se creó con especies xerófitas (todas las plantas equipadas para sobrevivir en un medio seco) provenientes de diversos ecosistemas de las zonas áridas y semiáridas de México. Los usuarios pueden transitar por el jardín libremente y apreciar las especies como si se encontraran en su hábitat natural.
Diseñó Ken Drumbolis y Abraham Barrios; y construyó Tobías de la Cruz, Florentino Esteban Calderón, Abraham Barrios y Ken Drumbolis.
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6. URBE/natura
En este jardín se revalora lo natural frente a lo sintético. Aquí uno presta atención a cómo la naturaleza va poco a poco apropiándose de los elementos urbanos que el hombre ha colocado en su entorno. Cientos de suculentas le dan vida al espacio para ser contemplado.
Construyeron Alexis Maya Hernández, César René Moreno Soto, Leonardo Gil Rojas Elías y María Gabriela Rojas Elías.