Recientemente Tumbona Editores presentó la tercera entrega de Archivo Fluxus, colección dedicada al movimiento homónimo de artistas, activo en la década de los 60 y 70, que se caracterizó por el uso interdisciplinario de los medios. La intención del archivo es congregar ensayos, transcripciones de happenings, cuadernos de ejercicios, documentos teóricos y otros planteamientos de varios de sus integrantes.
Nam June Paik, Allan Kaprow, Dick Higgins, Daniel Spoerri, Yoko Ono, Joseph Beuys, entre otros, formaron parte de este flujo de acontecimientos que buscaba “purgar al mundo de la enfermedad burguesa, la cultura intelectual, profesional y comercial”. Sus happenings y performances difuminaron las fronteras entre arte y vida, alejándose del elitismo producido por un mercado que anula la importancia social de las obras para convertirlas en meras mercancías.
El primer libro presenta una selección y traducción de textos a cargo de Alejandro Espinoza Galindo sobre Allan Kaprow. El artista estadounidense fue uno de los primeros en reflexionar sobre el arte del performance, la instalación, y las fronteras entre el público y la pieza. Para Kaprow “la vida ordinaria ejecutada como arte/no arte puede hacer que la cotidianidad se cargue de poder metafórico”.
La segunda entrega consiste en una serie de disertaciones del compositor, poeta e impresor Dick Higgins sobre temas como la sinestesia, lo naíf, la originalidad, la poesía sonora y el trabajo de John Cage, quien, desde su parecer, “le ha mostrado a muchos cómo ser un artista en un mundo utilitario; cómo sobrevivir pese a ser ignorado o vilipendiado, y, aún así, vivir en un plano cultural muy elevado”.
La publicación con la que cierra el archivo es la más extensa. Cuaderno de ejercicios, eventos, acciones y performances es una compilación de escritos de 42 artistas. El libro finaliza con un texto de la escritora y editora de Tumbona Vivian Abensushan titulado “Fluxus: ¡Hágalo usted mismo!”, en donde nos recuerda que dicha exclamación fue una de las premisas del movimiento, “la estética DIY (Do It Yourself) conducía en Fluxus hacia la búsqueda de una profundidad de la experiencia, hacia una interrogación estética de la vida, distinta de la compulsión comunicativa que se ha instalado en la sociedad actual”.