La rana fisgona mayor es endémica del Pedregal y de ningún otro lugar del mundo. Pocos la conocemos quizá por su diminuta forma de existir, (disimulada como un fisgón). La Eleutherodactylus grandis es más pequeña que una moneda de $1 peso y se mueve viscosa entre las hierbas del matorral. Sujeta al suelo rocoso de esta ciudad expansiva y miope, esta minirana está en lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. A punto de desaparecer.

ranafisgona

Lo mejor es que el canto de esta rana es un silbido. Y aunque es difícil encontrarla a diario, los que viven cerca de la zona de pronto pueden conocerla por el sonido, muy similar al canto de un grillo. El silbido lo repite aproximadamente 6 veces en un minuto y, cuando lo hace, su panza se infla y la diminuta rana fisgona se ve redonda y más viscosa que nunca.

Escúchala silbar aquí: 

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Diferentes estudios han encontrado que conforme la temperatura del ambiente aumenta, el sonido disminuye. El canto es característico de los machos, aunque también las hembras lo hacen, y es básicamente una señal de apareamiento y alarma. Las ranas siempre prefieren los climas húmedos. Salen durante la temporada de lluvias de los matorrales para buscar reproducirse y entonces es más común escuchar su canto. Poca población la conoce porque es realmente diminuta y pasa siempre como un insecto más de la Reserva Ecológica del Pedregal. Pero, si la ves o la escuchas cantar, cuídala.

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