Desde su inauguración en 1964, el conjunto Nonoalco-Tlatelolco se ha convertido en un punto central de la CDMX, pues este espacio ha sido el escenario de muchas historias. Y aunque casi cualquier capitalinx conoce la Plaza de las Tres Culturas, el Jardín Santiago, la Torre Insignia o ha caminado por sus pasillos y plazas, pocas veces tenemos la oportunidad de conocer los edificios de la unidad. Mirador Tlatelolco nos brinda la posibilidad de conocer uno de los departamentos de Tlatelolco y tener una vista espectacular de la ciudad, al mismo tiempo que conocemos nuevos artistas y proyectos culturales.
Rodrigo Torres, arquitecto de profesión, se vio maravillado por la obra de Mario Pani desde la universidad, así que hace algunos años se mudó a Tlatelolco. En 2023 llegó a uno de los penthouse del Edificio Coahuila, ubicado en la sección La República. Este edificio forma parte de una de las 7 torres que aún existen del plan original de Pani y cuenta con una altura de 87 metros, con la parte más alta coronada por un cubo con el nombre del edificio.
Mirador Tlatelolco se encuentra en el piso 24, por lo que cuenta con una gran vista de la ciudad. Rodrigo pensó que esta era una oportunidad para comenzar un proyecto de difusión del arte y aprovechar el espacio, de alguna forma hacer público un espacio habitacional. Así, en 2023 nace Mirador, un espacio de exhibición e investigación sobre arquitectura, arte y diseño.
La primera exposición en Mirador fue “Toda forma es línea”, en donde el trabajo de lxs artistas creaba un diálogo con una producción artística y arquitectónica realizada entre 1964 y 1967, explorando la permanencia de un proyecto de arte público poco conocido en la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco. Un punto central de las exposiciones y eventos que se llevan a cabo en Mirador es crear una conexión con Tlatelolco, su historia, arquitectura o algún elemento específico.
Durante nuestra visita tuvimos la oportunidad de ver la exposición “Reja Abierta”, que presenta una serie de dibujos, pintura y risografía del artista Eugenio Cristo Vivanco, en la cual el artista retoma la botánica y lo vegetal, el cuidado que necesita una planta y lo accidental en la naturaleza, relacionando estos conceptos con los cuidados, los afectos y lo imprevisible en las relaciones. Todas las piezas que se presentan fueron hechas ex profeso para la exposición, por lo que se hace evidente el interés de vincular las obras con el espacio, un elemento que hace especial cada exposición en Mirador.
Además de ver la exposición del momento, una parte central del proyecto es subir a la azotea del edificio, algo que probablemente no podemos hacer a menudo, y apreciar desde este punto la ciudad. Desde aquí se pueden ver con claridad los edificios del Centro Histórico y Paseo de la Reforma, además de apreciar en toda su magnitud el proyecto de vivienda de Pani. En un buen día, incluso, se alcanzan a ver los volcanes.
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