Las editoriales independientes no le deben nada a nadie. No tienen más compromiso que con el lector, con el apreciador y consigo mismas. En ellas todas las decisiones editoriales están exentas de comités corporativos y sus integrantes –dentro del riesgo de no vender ningún libro– pueden darse el lujo de la extravagancia.
Justo por eso las ediciones son generalmente mucho más bellas, cuidadas y de mejor calidad, pero justo por eso, también, sobreviven como sobrevive un fantasma: siempre al filo de la desaparición.
Son libros en distintos formatos y de diversos autores, artistas y desartistas que no siempre encuentran lugar en el campo cerrado de las estanterías. Si eres de los que están constantemente en busca de libros raros, autores emergentes, traducciones inéditas, reediciones de algo favorito, libros personales, hechos con amor, te recomendamos estas 6 hermosas editoriales mexicanas, a quienes, huelga decir, les deseamos muchas publicaciones y extravagancias más.
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Son una cooperativa de reciente creación en Guadalajara: ponen en práctica un modelo de empresa más justa, más horizontal, centrada en las personas y en el trabajo en equipo. Son copyleft: usan licencias Creative Commons para promover la distribución y copia libre de nuestras ediciones, siempre que el autor así lo consienta; creen que el placer de un texto no debe estar condicionado. Les emociona combinar tipografías, las texturas del papel, los colores intensos, las guardas, los contrastes, encontrar erratas, hallar textos y formar libros con ellos.
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Son una editorial mexicana y hacen libros que les gustaría leer. Piensan que, en el mejor de los casos, la lectura involucra todos los sentidos y conjuga contenidos estimulantes con una experiencia estética y visual. En Antílope hay espacio para voces nuevas, antiguas, arriesgadas, traducidas y rescatadas. Son, en palabras de Salinger, amantes de lo improbable, protectores de lo infecundo, defensores de los extravagantes sin remedio.
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En La Dïéresis (editorial artesanal) buscan sacarle el máximo provecho posible a la materialidad de cada libro, como un elemento más de su discurso. Procuran que el vínculo entre el texto y su continente sea estrecho y significativo. Lo anterior aunado a una selección dedicada de los materiales empleados y a un cuidado minucioso de la reproducción de los textos, así como a la elaboración manual de cada libro, que les permite ofrecerle a sus lectores obras de una calidad que no está únicamente relacionada con lo literario. O, visto de otra forma, productos artísticos, cuyo valor se ve reforzado por aquello que les da soporte y forma material. Por supuesto, la esmerada elección de sus contenidos no es menos importante para ellos; muy al contrario, la pasión por la literatura es justo lo que anima nuestro trabajo. Publican sobre todo poesía, de distintas tradiciones, latitudes y épocas, “quizá por cierta deformación profesional como editores”.
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Sur+ es un juego de palabras y signos que, por un lado revalora el sur social en un mundo dominado por el norte, y por el otro busca contraponerse a una de las acepciones de la palabra francesa surplus: el excedente, lo que sobra, lo que ya no le sirve al sistema. Busca sumarse a las redes del sur social promoviendo el intercambio de experiencias y vinculando movimientos literarios contemporáneos y nacieron ante la necesidad de publicar narrativa, poesía y ensayo de autores cuya obra cuestiona el estado de las cosas del mundo, y de hacer libros atractivos a precios accesibles. Con base en este principio, su trabajo colectivo se circunscribe a la publicación de autores mexicanos poco conocidos, así como a la de autores de otros países que no han tenido la suficiente difusión en nuestro país y cuya obra consideramos relevante, casi urgente.
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Sin oficinas, sin horarios, sin accionistas, sin director editorial y, presumiblemente, sin dinero, su intención más o menos chiflada ha sido la de abrir fisuras en las dinámicas de sobreproducción y uniformidad editorial. Publica poco y, bajo el lema “El derecho universal a la pereza”, su única aspiración es desaparecer. Sus miembros la consideran no sólo un proyecto de edición, sino también un laboratorio político, estético y vital. No una micro-empresa destinada a insertarse en el mercado de las oportunidades, sino un colectivo que se pregunta constantemente sobre el lugar de ese objeto (todavía) llamado libro en un país (todavía) llamado México. Algunos de sus títulos, publicados bajo licencia copyleft, pueden descargarse en su página.
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Alias es una belleza que publica textos que considera que son referencias valiosas del arte contemporáneo. Incluye creaciones que no se habían traducido antes al español o no se habían distribuído en países de habla hispana. A veces también reeditan publicaciones descontinuadas para devolverle al mundo lo que vale la pena.
La imprenta fue concebida por el artista Damián Ortega, y hoy se distingue por su diseño austero y económico, en consonancia con sus propuestas de contenido: catálogos limpios, ensayos o crítica de arte bien hecha.