Se dice que los alemanes tienen tantos tipos de salchicha como los esquimales palabras para la nieve, pero no es cierto. Lo que sí es que toman MUY en serio estos tubos de carne, y por razones obvias o incluso autoevidentes. Una buena salchicha no tiene pierde: es nutritiva, fácil de preparar y también es, por qué no decirlo, deliciosa.
En México hay más de un lugar donde se puede comer una buena y auténtica salchicha alemana, pero de entre ellos recomendamos el Fritz. Su fundador, el Señor Fritz, llegó de Alemania en 1940 y abrió este negocio entre Cuauhtémoc y Dr. Río de la Loza. El lugar fue conocido como la Palma en referencia a una palmera solitaria que crecía en el estacionamiento.
En el Fritz se ordenan las salchichas tradicionales, las que todos conocemos por su nombre de este lado de Atlántico: frankfurter y shubling (de res y cerdo), bratwurst (ternera), krakauer (res, cerdo y ternera) y de pavo; pero se separan del resto por su calidad y delicia. No exageramos. Para probar de todo hay que pedir el “plato especial Fritz” y alguna espesa cerveza importada. Hay que preguntar por las etiquetas porque no siempre tienen las que se anuncian en el menú.
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