Desde que la Roma no era lo que hoy llamamos “la Roma”, vecinos de la colonia visitaron La Auténtica, una cantina entrañable, querida por muchos, frente al Parque Pushkin. Una de ellas fue Mónica Patiño, quien creció en la calle Tabasco y, por las vueltas que da la vida, ahora tuvo que salvarlo de la desaparición. Para ello adquirió el espacio e hizo un nuevo Delirio, pero distinto al anterior: el Delirio Pushkin guarda el “aura” cantinera de La Auténtica y así le otorga una vida nueva, una especie de reencarnación.
En Delirio Pushkin se siente el fantasma de su pasado. Desde la conservación de las sillas de madera con asientos de polipiel verde moteado, hasta su piso antiguo (terrazo) con trozos de mármol que tanto se usó en los setentas. También está la barra abierta donde se sirven recetas raras de cocteles y tragos y botanas, cortesía de la casa al pedir alguno de sus cocteles o vinos, al modo tradicional de estos locales. Como Mónica dijo el día de la apertura, este espacio es “un lugar de gente normal, para gente normal”. En larga sobremesa, trago tras trago, los que la visitan charlan y luego juegan cubilete o dominó.
Y aún así, Delirio Pushkin no es sólo una cantina; como su otra sucursal en Álvaro Obregón y Monterrey, aquí se disfrutan los platillos de la ya consolidada gastronomía mediterránea y mexicana que Mónica y Micaela (su hija) hacen tan bien. Los más tempraneros podrán pasar por café y pan dulce desde las 8 am, o bien, comer allí los conocidos desayunos de Delirio. Los tradicionales se quedan: tortas, baguettes, tablas de quesos, gazpacho, hummus, jocoque, aceitunas negras. Y sus conservas, las mejores de la ciudad.
Además, nuevos platillos llegan a la carta: babba ganoush con chips de pan árabe y zaátar, betabeles rostizados con jocoque y eneldo, pollo al horno con harissa y tzatziki, grilled cheese de carnitas, torta de falafel, mousaka de cordero… Y papitas con pulpo y pollo rostizado, clásicos de La Auténtica.
A partir de este mes, la avenida Álvaro Obregón comienza y termina con las delicias del Delirio y la calidez de su anfitriona, Mónica Patiño.
.