28 de abril 2025
Por: Mariana Ortiz

Mux: comida para celebrar el México que somos

“Lugar sagrado” es lo que significa Mux en Mam, una lengua derivada del maya que se habla en la frontera entre Chiapas y Guatemala. Pero Mux también puede traducirse como el lugar que uno visita cuando quiere comer tan rico como solo un mexicano sabe. Desde fuera, Mux podría parecer uno más de los locales bonitos que abundan en la colonia, pero basta cruzar la puerta para saber que aquí sucede algo especial. El espacio es luminoso y sencillo, ameno, sin ruido del exterior: paredes blancas, mesas de madera y piedra negra, plantas colgantes que tamizan la luz, pequeñas esculturas que adornan cada espacio. No hay excesos ni poses. El foco está donde debe estar: en la comida y sus métodos tradicionales.

Mux es un homenaje al antojo mexicano cotidiano —quienes son fanáticos de las garnachas aquí encontrarán una propuesta elevada—, con ingredientes locales y un respeto profundo por las técnicas tradicionales. El menú cambia constantemente según lo que ofrecen los productores —maíces, chiles, verduras de temporada—, pero más allá de eso se enfocan en diversas regiones como Lagos de Moreno, Ecatepec; San Gregorio, Veracruz; San Luis, Matehuala, Guanajuato; y, finalmente, la Mixteca poblana. Respetando y honrando los saberes de cada uno de estos lugares, cada plato que se prepara en Mux parece sencillo, pero esconde capas de trabajo, técnica y sabor.

Diana López del Río, quien está detrás de Mux, es una chef que entiende el maíz y sus derivados no solo como ingredientes, sino como narradores de historias. Diana creció entre cocinas de humo y tierra en Oaxaca y Veracruz, y su formación profesional —entre fogones de alta cocina y proyectos de investigación gastronómica— le da a su propuesta una profundidad rara. Su cocina no es nostálgica ni recreativa: es un diálogo vivo entre la tradición y lo contemporáneo, una conmemoración respetuosa que se siente tanto en la técnica como en la emoción de cada plato.

El comal es el corazón del restaurante: manos que amasan, que moldean, que voltean tortillas humeantes. Todo sucede como si fuera una pequeña ceremonia que invita a comer despacio, a notar los detalles, a sentir los sabores regionales como si se tratara de un viaje en carretera. 

Entre los imperdibles están los nopales rellenos —ideales para un desayuno con tu persona especial—, el guaxmole con res (servido en un plato de barro que conserva el hervor de la salsa verde), la quesadilla vegana, setas con quelites (mi favorito personal). Además, la carta de bebidas sigue la misma línea: mezcales de pequeños productores, cervezas artesanales ligeras, aguas frescas preparadas en el momento. No hay pretensiones, solo cosas bien hechas que acompañan de manera natural los platos. Quizá para abrir el apetito lo que 

Lo que distingue a Mux no es solo su cocina, sino el ambiente que logran crear: uno de calma, de disfrute genuino. Aquí no hay música a todo volumen ni mesas amontonadas, las conversaciones suceden en un entorno seguro, como quien quiere platicar sobre su nuevo trabajo en la esquina de las quesadillas —sabiendo que hay alguien ahí que, sin importar la cercanía, va a darle un mensaje de aliento—; hay espacio para conversar, para mirar cómo se cuecen las tortillas, para recordar lo que la buena comida mexicana puede ser cuando se respeta el origen.

En una Roma que a veces parece llena de propuestas efímeras, Mux apuesta por algo más sencillo y, a la vez, más difícil: ser honesto. Es el tipo de lugar al que uno llega por casualidad y al que regresa porque encontró algo raro y valioso: una cocina que reconecta, que no necesita adornos para ser memorable.

@mux_mexico 
Lunes a domingo | de 9 am a 11 pm

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