La Huasteca es ese costado del territorio mexicano que ocupa las orillas del Golfo de México: el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas y unos cachitos de SLP e Hidalgo. Desde sus orígenes “los mexicas le dieron a la Huasteca, al igual que a otras tierras cálidas y húmedas, el nombre de Tonacatlalpan, “tierra de comida”, porque creían sin duda que estas regiones eran muy fértiles”. Su tierra es generosa y esta cualidad es lo que Maíz de Cacao procura, con platillos deliciosos y poco conocidos.
La idea de abrir un restaurante de antojitos de la Huasteca, en un local de la Roma, fue del poeta Mardonio Carballo, quien luego invitó a su familia a armar este puente entre sus orígenes y la ciudad. Son indígenas veracruzanos; de ranchos cercanos a Chicontepec. Al proyecto le llaman “Centro de investigación y degustación del maíz y el cacao”, porque el fin es, además de compartir lo que a ellos les fue dado, que ese puente de mucho de regreso al campo. Con esto, Maíz de Cacao se une a la ola de conservación del maíz y otros cultivos desde la ciudad.
Los antojitos
Básicamente, cocinan todo con 4 ingredientes: maíz azul y blanco, cacao, chile pico de pájaro (rojo, seco y chiquito) y queso fresco. Todos de pequeños productores y lo más orgánicos posible. El menú es sencillo, pero sus platillos elaborados.
Nosotros pedimos, para empezar, las huejutleñas, el platillo estrella porque TODOS los insumos los traen de la Huasteca (también fue nuestro favorito). Se trata de una orden de gorditas de maíz rellenas de queso de la huasteca, con salsa de chile seco, que lo hace mejor aún.
Luego pedimos los mizi i kampan; gorditas de maíz con frijol negro martajado, cocinado en hoja de aguacate de olor, que perfuman todo el platillo. A estas les dicen “cachetes de gato” por su consistencia suave y esponjosa.
De cortesía, probamos las tortillas, acompañadas de “los polvos” de ajonjolí o de coyol, el fruto de una palmera silvestre que allá se da, un coco chiquito. Para preparar estos polvos, que sirven también en esquites o como ingrediente de algunas recetas, tuestan el ajonjolí o el coyol en el comal y los muelen con algo de chile seco.
Tienen bebidas de maíz líquido como atole de temporada, blanco o azul y champurrado hecho con maíz o chocolate “Cha”, que hacen en la casa (<3). Bebidas de maíz y cacao, como el pozol, tejate o tescalate (nosotros probamos los tres fríos) y bebidas sólo de cacao, como el chocolate caliente o el chocolate “Anatolia”, que dicen que es como el de la casa, pero con un sabor “más de antes”.
Las recetas son de rancho. Yadhira, quien nos recibió y platicó del proyecto, dice “yo siempre le digo a los comensales: así como están comiendo ahorita es como comemos en el rancho, nosotros le llamamos cocina campesina”. Maíz de Cacao es un negocio familiar, con precios accesibles –sobre todo para la Roma–. “Nuestras raíces están en la Huasteca; crecimos con el huapango, con enchiladas, estrujadas. Mi mamá siempre nos daba de comer así”. Su mamá es Cha: la estrella de la cocina y el negocio, una señora magnética a quien nadie debe dejar de pasar a saludar si visita este lugar.
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