Si existe tal cosa como una cremería de la Ciudad de México, sería Cremería Americana. En medio Tacubaya, en la callecita de Mártires de la Conquista, está este negocio local y familiar que ha trascendido el tiempo y las formas de consumo de los capitalinos. Sobre todo la (muy querida) mantequilla La Gloria.
Desde sus inicios, el objetivo de este negocio fue dar al mercado defeño una opción de alta calidad sin tener que ir muy lejos. Una alternativa local. Así nació, en 1905, Cremería Americana en el Centro de la ciudad, y unos años después se trasladó al barrio de Tacubaya para quedarse. Su localización no fue fortuita, ya que Tacubaya era una zona conocida por sus granjas y como centro de abastecimiento de productos lácteos y cárnicos. Ya en su planta de la calle Mártires de la Conquista, la cremería lanzó el producto que los llevó al éxito entre los capitalinos de todas las clases sociales: la mantequilla Gloria. Este producto suave y atemporal, con su icónica envoltura verde y tipografía garigoleada es, sin duda, la mantequilla más añorable para los mexicanos.
Ahora su planta de producción está en el Estado de México, pero mantienen las instalaciones en Mártires de la Conquista como oficinas. El edificio de estuco blanco, molduras de piedra y detalles de azulejo permanece impávida frente a una zona cambiante. Un animal adaptable de la ciudad.
Las oficinas son un recuerdo vivo del pasado lechero de la zona. El crecimiento de la ciudad expulsó las zonas productivas a las periferias, pero la Americana se quedó como un referente de otros tiempos. Al lado estaba la lechería-establo de la calle 13 de septiembre, donde ahora se encuentra un centro de distribución de Bachoco que, de cierta forma –muy industrializada– también rinde homenaje a la antigua ocupación del barrio. También hay una ferretería gigante.
Cremería Americana tiene varias plantas productoras en todo México. Pero fueron los capitalinos los que la vieron nacer y crecer, y aseguran –aseguramos– que el sabor y la calidad no cambian. Al parecer, la cremería conserva los valores desde su fundación: ahora mantiene su fundación, en la que entregan becas a niños, para apoyarlos en su trayectoria escolar (aquí lo cuenta todo un empleado de la empresa). La Cremería Americana mejora la Ciudad de México, y ésta le responde con cariño.
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