Hay dos tacos que caracterizan a esta ciudad: los de pastor y los de suadero. Con todo y que miles de taquerías los ofrecen, las que se han vuelto famosas es porque con su propio sazón domaron el paladar de los conocedores (es decir, la mayoría de los capitalinos). Los Tacos Charly, en Tlalpan, son ya un referente del suadero en la ciudad porque tienen mucho sabor, porque son especiales. Tacos Charly es razón suficiente para cruzar la Ciudad de México.
El menú de Charly es amplio. Tienen pastor, cabeza, costilla, lengua, alambre… Pero definitivamente ninguno como el suadero; ese (sospechoso e irresistible) corte de la vaca. Mientras uno espera su pedido, el olor de la taquería ya hizo de las suyas para abrir el apetito. En sus ollas grandísimas y borboteantes se alcanza a ver la perfecta cocción de la carne.
Se dice que no hay buen taco sin salsa que lo complemente. En Tacos Charly las salsas se han convertido en culto porque tienen delicioso sabor, son muy picosas y en lugar de matar el sabor de la carne, lo alza.
La taquería es pequeña y está casi siempre llena, así que si uno quiere comer sentado en una mesa, lo mejor es que se los lleve a su casa. Sin embargo, queda comer sentado en la banqueta o parado en una de las barras que tienen. Así uno pedir y pedir más tacos. Aunque la demanda es mucha, el servicio es rápido; en aproximadamente 10 minutos ya no tienes hambre.
Para los sureños puede ser muy fácil ubicarlos (¿qué sureño no los conoce?). Pero para quienes no se mueven mucho por esa zona, las direcciones son concisas: uno sabe que está frente a ellos cuando ve un localito color salmón, cortinas azules y un montón de gente parada alrededor.
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