NIV, un bar de vinos en la calle Atlixco, abrió hace poco más de un año como una opción más para echar el trago en la Condesa, sobre todo si te interesan vinos, desde aquellos hechos en su totalidad por mujeres o hasta etiquetas raras, en el mejor sentido de la palabra. Su menú, tanto de bebidas como de primeros y segundos platos, tiene la extensión ideal para probar dos o tres platillos y compartirlos con toda la mesa. NIV es íntimo y acogedor, no solo para una cita sino para afianzar esa amistad de años.
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Con motivo del festival A Qué Me Sabes, NIV creó un menú especial de tres tiempos más una bebida que solo estará disponible esta temporada. Como todos los lugares participantes, la carta está pensada para celebrar la semana de los restaurantes (comer en ellos y festejarlos): no solo NIV, sino muchos otros como Café de Nadie, Fideo Gordo o Mari Gold, más que platillos únicos, crearon experiencias irrepetibles, como cuando sueñas con aquello que acabas de comer.
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Para empezar la experiencia, te reciben con una especie de old fashioned. Con un colorcito naranja, el trago insignia —titulado Macario— del menú especial de A Qué Me Sabes x NIV contiene Woodford reserve, jarabe de piloncillo y bitters de flor de cempasúchil, lo que le da un sabor fuerte y fresco. No por nada es el trago de la temporada otoñal. Después, las croquetas de bechamel queso feta con cherry rostizado y baba ganoush encienden el apetito: la porción es justa, a la medida, como si el chef Diego Martínez nos conociera mejor que nadie.
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La estrella del menú es el plato fuerte, sin duda: gnocchi de papa y estofado de cordero americano, una mezcla de sabores que rememora lo que es comer rico en casa de la abuela. Como si todo fuera hecho para curar el raspón que queda como evidencia luego de jugar toda la tarde. Este plato, elaborado especialmente para el festival, hace creer al comensal que todo está muy bien. Podría parecer poco, pero el gnocchi y el estofado son por sí solos suficientes para aguantar toda la noche. Sin embargo, qué sería de una cena sin el postre…
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El plato final del menú especial de NIV es un budín con caramelo y nata, la fusión de dos mundos que no resulta extraño que se lleven tan bien, entrelazados para toda la vida como hermanos. La consistencia del budín es agradable incluso con la cucharita y tiene flores de adorno que, a pesar de que agregan un sabor amargo al postre, no tienen desperdicio. Aunque para estas altura de la cena, el trago especial ya se terminó, recomendamos ampliamente el espresso martini o el carajillo, dos clásicos que parecen nunca estar equivocados.