García Correa milenio 1800
14 de marzo 2019
Por: Lucia OMR

La nueva botella de Tequila 1800 Milenio: la más elegante de todas (pero no apta para tripofóbicos)

La pieza de 1800 Milenio se llama Suculentas, y es una serie de “semillas” que envuelven toda la botella y la caja de la botella.

El tequila no necesita recordarnos por qué lo amamos, al menos no a la mayor parte de la población en esta ciudad. Pero hay combinaciones fortuitas –muy pocas– que sí nos hacen querer guardar una botella por mucho tiempo como si fuera un cuadro o un objeto de colección. La nueva edición de Tequila 1800 Milenio, intervenida por Fernando García Correa, es uno de esos objetos que, aunque sepamos que el tequila que está dentro es delicioso, no lo queremos abrir.

La presentación más íntima de la botella fue en la casa y taller del propio García Correa, quien este año plasmó su influencia abstracta y post-minimalista en cada una de las botellas de colección. Él fue el anfitrión de esta tertulia (en una casa hermosa en la colonia del Valle, donde tiene un estudio que parece invernadero) y nos platicó de su fascinación con la técnica y las formas orgánicas al crear piezas. La pieza de 1800 Milenio de llama Suculentas, y es una serie de “semillas” que envuelven toda la botella y la caja de la botella. Nos gustó muchísimo la obra pero, tenemos que decirlo, no es apta para tripofóbicos, como mucha parte de la obra reciente del artista.

En el estudio de G. Correa, junto al cuadro que la inspiró

La edición limitada se presentó primero en Zsona Maco 2019, durante el premio de adquisición “Tequila 1800 Colección”, y ahora está a la venta durante un corto tiempo –hasta agotar existencias– con poco más de 1000 botellas de la estirpe. Esta es quizás la más elegante de las intervenciones hasta ahora (la pasada fue de Pedro Friedeberg, hermosa y surrealista).

presentación de la edición limitada durante Zsona Maco

Hay algo en las (buenas) intervenciones de botellas que no es que nos recuerden que amamos el tequila, pero sí que hay correspondencias entre el arte y éste, entre el disfrute de ambos y, desde luego, en el placer de coleccionar objetos bien hechos que guardan una especie de elixir para la posteridad.

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