Entre los grandes santuarios de la vida nocturna en esta ciudad, el Patrick Miller tiene el rango de leyenda. A muy pocos –si no es que a ningún otro establecimiento de este tipo– se le habla de “usted”. Los que ibamos seguido a su pista de baile lo tratamos siempre con respeto, le llamamos “el señor Patrick Miller” porque, al final, eso es lo que era: un señor respetable, el más divertido de todos, delirante, excéntrico y al que vamos a extrañar muchísimo. 

La leyenda de Patrick Miller inició en 1983, cuando un dj de nombre Roberto Devesa fue promovido, junto con otros sonideros, por el sonido Meteoro. Algunas de sus tocadas más importantes fueron en Filomeno Mata 8, donde hoy está el Club de Periodistas. Fue allí mismo donde, bajo el seudónimo de de Patrick Miller, Devesa se convirtió en un icono del ítalo y el HI-NRG en la ciudad. 

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Foto: Ritta Trejo

Hasta ese momento, el único que ponía ese tipo de música era el sonido Polymarchs, otra leyenda de las pistas de baile capitalinas. Por eso muchos seguidores de ambos dj’s dicen que son rivales, aunque, de hecho, no existen razones para verlo así. Sus figuras son tan importantes para los bailadores de la ciudad que incluso es imposible que piensen en un cartel donde no aparezcan ambos nombres como titulares del evento. 

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Foto: Ritta Trejo

Patrick Miller: el templo del HI-NRG

En 1995, después de un año de ausencia en las pistas de baile porque se robaron el equipo, Patrick Miller regresó a la escena nocturna de la ciudad, esta vez en la Roma; justo en esa nave que ya avanzada la noche comenzaba a sudar por dentro y a la que llamaron, apropiadamente “el tempo del HI-NRG”.

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Fotos: Ritta Trejo (Izquierda) y Mario Ballesteros (derecha)

En el espacio de la Roma fue donde el Patrick Miller pasó  a ser conocido con el mote el Señor Patrick Miller, y no es para menos. Su pista de baile ha visto desfilar a varias generaciones que, sin sospecharlo, aprendieron a bailar mientras educaban sus oídos en ritmos que, de no haber sido por este respetable y legendario señor, no estarían tan presentes en la vida nocturna de la ciudad. Al Patrick iban todos: los bohemios trasnochados, los sonideros en su tiempo libre, muchos taxistas (por alguna razón eras los clientes más frecuentes), turistas (porque era paso obligado), jóvenes, señores y señoras. Y, por supuesto, los que hacían coreografías impresionantes en medio de un círculo de gente atónita por los pasos. Todo esto en medio de rayos láser y vasos de agua. Porque ahí no se iba a beber, se iba a bailar y a ver bailar. 

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Foto: Ritta Trejo

Hace poco vimos en letrero de “se renta” en la bodega donde estaba el Patrick, y a la mitad de la ciudad se le partió el corazón. La noticia se suma a una lista luctuosa de los lugares que han cerrado en el último año y medio. Pero esperamos que, como ya lo hizo alguna vez, renazca del escombro con sus rayos láser y volvamos a bailar con el Sr. Patrick Miller. 

ACTUALIZACIÓN:

¡El Señor Patrick Miller se queda! En un comunicado, Roberto Devesa anunció que el templo del HI-NRG se queda y sólo están esperando que las condiciones sean optimas para que podamos regresar a su pista de baile. Así que sólo nos queda esperar, porque, por fortuna, todavía tenemos Patrick Miller para rato 🖤

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