A pesar del auge de los bares gay y sexo diversos, no hay como la Casa Club Roshell en la Álamos, que es una suerte de santuario que acoge a la comunidad trans y trvesti desde 2004. Una de sus ideas es prporcionar un espacio seguro y de libertad a quienes deseen transformarse de alguna manera. Si haces una cita, Club Roshell facilita pelucas, vestidos y maquillaje.
Si vas al Club Roshell, la muy querida Roshell Terranova –personaje clave en el activismo y escena trans y travesti de la ciudad de México– te recibe de manera cálida y personal, sin importar tu edad o procedencia. Te hace saber de inmediato que acabas de entrar a un espacio sexo diverso muy distinto a los ya conocidos ––La casa tiene varias habitaciones y en cada una hay una especie de velo mágico que hace sombras en rojos cálidos, naranjas y rosas sobre las paredes.
Entre semana hay tardeadas en el patio central de la casa, donde sirven comida (casi siempre baguettes o pizza), y los viernes en la noche hay un voluptuoso show de variedad en el salón principal. Así, uno puede llegar a cualquier hora, casi cualquier día, y disfrutar.
El salón principal de Club Roshell es alargado y tiene un escenario típico con cortinas rojas aterciopeladas que los viernes anuncian el muy esperado show de variedad a la media noche. Allí se presentan debutantes, conocidas o la misma Roshell envuelta en glamur cabaretero.
Casa Club Roshell está pensada como mucho más allá del negocio. Es un santuario emocional, una celebración de la diferencia, un lugar que proporciona toda la información necesaria para que la gente se acerque y se entere qué está sucediendo en la escena. Y todo este cariño se nota. En este espacio se bebe, come, ríe, aprende, comparte y enseña. En efecto, esta es una casa.
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