El Venadito, en Coyoacán, lleva 68 años sirviendo infinidad de tacos con la misma calidad. El secreto: la carne es la mejor del mercado. Está taquería la fundaron los abuelos Enrique Herrero López y su esposa, la señora Aldegunda González, originarios de la sierra de Puebla, quienes se trasladaron a Tulancingo Hidalgo y luego se establecieron en la Ciudad de México.

El Venadito

Cuando los abuelos murieron, sus hijos se hicieron cargo del negocio y ahora los nietos, los tíos, los primos y los sobrinos también son parte activa de llevar el lugar. Siempre han estado ubicados en el mismo sitio, frente de la iglesia de San José del Altillo en Coyoacán, donde muchos de sus clientes llevan comiendo allí toda la vida.

Inventores de la chiquita

Su especialidad es la chiquita, un invento del abuelo que está entre la piel y la carne del cerdo, así que al venir no puede faltar un taco campechano de maciza con chiquita. La carne de puerco para las carnitas y la del borrego para la barbacoa es de primera calidad. Ellos compran cordero joven o borrego criollo porque la carne es más suave. Debido a que el proveedor es el mismo, los tacos tienen el mismo sabor desde su inicio. De hecho la gente continuamente les dice que los tacos saben igual desde hace 40 años. Las salsas y el chicharrón están en su punto más alto, siempre.

El Venadito

A Don Tomás todo mundo lo conoce, es el taquero que encuentras en la barra exterior que da a la banqueta, en la que puedes hacer pedidos o comer parado. Tomás lleva 44 años trabajando ahí y es la estrella del lugar. Los conocedores dicen que los tacos son mejores si los pides con él y te los comes parado, junto a él. Pedir en la barra es, también, más rápido y un poco más barato.

El Venadito

El Venadito tiene un patio trasero que parece un rancho. Allí también puedes comer, aunque el servicio es un poco más tardado. Abren de 10:30 a 8 de la noche absolutamente todos los días de año y aceptan todas las tarjetas de crédito. En este restaurante siempre encontraremos a la familia pendiente de que el servicio nunca pierda la calidad por la que es conocido.

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