No existe tal cosa como “la mejor juguería de la Ciudad de México” (¿qué tan distinta puede ser una de otra si las hay en cada rincón?). Lo que sí hay son juguerías de preferencia, pero esto casi nunca tiene que ver con la bebida sino con cuestiones más prácticas –como que nos queda de pasada– o emocionales –uno se encariña con esquinas y nombres–. Una de nuestras preferidas es El Marathon, justo atrás del Mercado de San Juan. Es un local amarillo que huele a cítrico y almibar, tiene pósters de los Beatles y fotos de Marilyn Monroe, cuyo propietario –un veterano maratonista– es pura amabilidad. Cuando uno conoce Jugos Marathón, advierte al menos tres cosas de Mario: corre maratones, le gustan los Beatles y Marilyn Monroe.

Mario creció en esta juguería que su mama abrió hace 63 años, pero el nombre Jugos Marathon llegó por él, cuando comenzó a correr en serio, hace 35 años. Su primera carrera fue el 2do Maratón Internacional de la Ciudad de México, en 1988, y ha hecho carreras de 24 horas en las montañas y maratones de más de 100 km. Desde hace décadas se despierta a las 6 am, va a La Merced a comprar producto y a las 8 ya está preparando jugos y licuados para los comerciantes y vecinos de la calle López, en el Centro. Su jornada termina 12 horas después y de ahí sale a correr: del Centro hasta el Bosque de Chapultepec y de regreso, “por todo Reforma, me gusta porque hay mucha luz y casi no hay perros”. Cuando era más joven llegaba más allá de las Lomas o iba a las montañas. “Ya no voy tanto a la montaña, sólo corro 4 veces a la semana porque el tiempo no perdona”, dice.

Para hacer los jugos no necesita más que fruta y verdura fresca y dos licuadoras Oster que no paran. Los jugos y licuados son poco extravagantes y el único secreto es que todo, absolutamente todo, es natural. Prepara licuados con leche (que no son los que más recomienda, pues la leche ya tiene muchos conservadores), dietéticos o con jugo. Bombas, ensaladas de frutas y fresas con yogurt, miel y cereales. Y desde luego jugos. El de caña es el preferido de muchos y el antigripal el más necesario: el secreto está en que le agrega té de hierbabuena al tiempo.

En la calle López siempre hay cosas pasando y a Jugos Marathon entra mucha gente. A muchos Mario los conoce de nombre. Mientras Mario preparaba los pedidos y platicaba los beneficios –de pronto ignorados– de la verdura cruda, una señora ofrece tomarnos la presión.

De Jugos Marathn uno sale sintiéndose mejor que como entró. No sólo por los insumos sino por la compañía de Mario, a quien le conmueve lo más particular de la naturaleza: que a cada instante nuestro cuerpo, las frutas o los bosques se oxidan, crezcan y mueran. Así dice él.

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