En la Santa María la Ribera hay un estudio que vende zapatos hechos a la medida. Se llama Trama. Los fabricantes no llevan 50 años en la tradición de hormar a la perfección, en realidad empezaron a hacer zapatos hace como cinco. Son jóvenes, venden por Instagram y Facebook y en noviembre estrenan un sitio de venta en línea. Lo anterior no los hace menos cuidadosos (cada uno de sus diseños es completamente artesanal), pero su juventud es una gran noticia: los zapatos diseñados a la medida no son una tradición hermosa y perdida en otra época.

Los maestros hormeros de la ciudad, aunque pocos, todavía existen. Areli y Benjamín, creadores de Trama, los buscaron cuando se les ocurrió la idea de fabricar zapatos. Benjamín recordaba que su papá mandaba a hacer sus zapatos con un señor en el Centro y, preguntando por ahí, dieron con un pequeño taller en Tepito.

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Hace casi tres años y medio lanzaron Trama con los artesanos del taller de Tepito que, por razones fortuitas pero muy afortunadas, son todos de la tercera edad. Al principio era difícil ponerse de acuerdo pues los artesanos desconfiaban de esos modelos tan diferentes a lo que acostumbran hacer. Con el tiempo, Areli y Benjamín aprendieron de su hechura centenaria y ellos de las nuevas ideas. Diseños diferentes que se veían bien y se vendían aún mejor.

La fabricación

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En Trama los zapatos están diseñados de a uno, con las medidas exactas y al gusto del cliente. Están los modelos populares, a los que la gente siempre vuelve, pero también los fantásticos y únicos. A Trama puedes llegar con la idea que sea y ellos la diseñan hasta que sea posible; hace poco una mujer les llevó una pintura de Leonora Carrington porque le gustaban mucho unos botines.  Y como esa historia hay varias.

Después de escoger el modelo vienen las medidas, siempre justas. Los datos de la altura, el cierre de la boca, los gemelos, el tobillo, la entrada, empeine y dedos. Lo mejor es ir al taller, pero para los clientes que viven lejos, está la opción de aprender a tomar los datos ellos mismos.

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Luego viene la fabricación: los más sencillos quedan en dos semanas, los más complejos pueden llevar meses en los que intervienen alrededor de diez personas. A más detalles, más manos. Hay cortadores, maquinistas, montadores, ensueladores y adornadores. Todo se hace en piel y los tacones en cuero. Los más económicos van pegados a la suela y los de más calidad llevan una técnica antigua y delicada en la que todo se cose a mano. Cuero, piel, hilo y nada más.

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Antes de los zapatos Areli y Benjamín tenían una consultoría de Recursos Humanos que un día, en la crisis, quedó sin clientes. Un amigo en común les había propuesto ayudarlo a vender su marca de zapatos de León en la ciudad, y ante la incertidumbre, cambiaron el rumbo y llegaron aquí.

La marca de su amigo no funcionó pero ellos decidieron seguir. Mejorar diseños, agregar detalles. Así nació Trama y con esa idea persiste, desde un edificio en la Santa María y un taller en Tepito. Ambos coinciden en la importancia de los barrios y tratan de comprar materia prima en la Santa María y trabajar con la gente de Tepito. Aportar, desde donde pueden, al engrane de comunidad.

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Para conocer los modelos puedes visitar sus redes sociales o conocer el showroom. También tienen modelos especiales en un par de tiendas como Viejo Amor.

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