Encontramos estos tres lugares de juguetes increíbles que no exigen que uno sea necesariamente menor de 18 para poder frecuentar. Al contrario, sus piezas llegan a ser tan chiquitas que se recomiendan para mayores de 8 años. Y llegan a ser tan específicas y codiciadas, que no sería del todo correcto decir que son juguetes, son piezas de exhibición que retratan nuestras obsesiones y una disfrazada necesidad de control. Cada uno de los siguientes lugares tiene su especialidad: modernismo, antigüedades y coleccionismo.

1. Vive Modelismo

En Vive Modelismo encuentras casi de todo para aquellos hobbies que tengan que ver con el modelismo: maquetas, rompecabezas, vehículos, de todo para armar y coleccionar. El modelismo recrea de forma artesanal prototipos de máquinas o vehículos y puede ser estático o dinámico.

Estático es un castillo o una pirámide igual al edificio de verdad pero que puedes armar para mostrar en tu sala. Tienen valor de pieza de colección y dependiendo de la figura que sea, puedes tardar hasta dos años para terminar de armarla. Los castillos también tienen vecinos, modelos reales a escala miniatura de iglesias con nombre propio y locación comprobada en el mundo real, que vienen en kits de piedra-cerámica con 4,200 piezas. También, y se venden por separado, hay personitas y vaquitas de escala 1/87, y personititas y vaquititas escala 1/160, que significa que son 87 y 160 veces respectivamente más chicos que nosotros. Cuando ves el kit de lapiditas para armar el mini cementerio de verdad te quieres morir chiquito, es muy hermoso.

Dinámicos son los aviones que además de armar puedes volar, o los trenes que también se mueven sobre la vía. Como pasa con el coleccionista de estampillas, el modelista desarrolla su destreza y pasión en ámbitos concretos como el truckmodelismo, que colecciona camiones y maquinaria pesada pero de 15 gramos o la aviación militar y equipo bélico, siempre recreando sus piezas a escala lo más parecidas posible a las originales. En el caso de los trenes hay para elegir si franceses, españoles o alemanes y el rango de precios es bastante elevado, de $4,500 a $7,200.

El aeroplano más venido cuenta $3,000 y es la réplica del F-14, un avión de combate estadounidense que voló por primera vez en 1970.

Los clientes más asiduos de Vive Modelismo son adultos hasta de ochenta años. Pero siempre aparecen niños de 7 o 9 años, hijos de modelistas, que empiezan a armar y coleccionar desde chicos.

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2. Kronos

Kronos tiene apenas dos meses de abierto pero existe desde hace 30 años. Actualmente ocupa un gran galpón en la Roma pero todo comenzó cuando Octavio Pérez se interesó por los relojes y sus mecanismos, empezó a coleccionarlos y eso dio paso a su puesto de antigüedades en el tianguis de los sábados Ignacio Chávez. Hoy, en Kronos sobre Álvaro Obregón, hay antigüedades, muebles para gustos excéntricos o gorritos pretéritos de enfermera. Se especializan en relojes finos, antiquísimos y sus complicaciones; son expertos en sus variadas categorías, por ejemplo los relojes faces, que dicen las faces de la luna. ¿Son muy complicados? No, complicaciones quiere decir que un reloj tiene muchas funciones, como calendarios anuales o perpetuos y/o mecanismo tourbillon que surge en 1900 con el auge de los ferrocarriles para compensar la gravedad sobre la marcha. El mundo del reloj  y las incesantes voces del tic tac nos absorben, pero la sección que nos trae aquí es la de juguetes.

Los favoritos de Octavio son los robots, carros y espaciales, pero nunca deja de buscar rarezas. Hay camioncitos de bomberos con su escalerita retráctil y ovnis de latón, caballitos de madera y vehículos coleccionables entre los que cuenta una codiciada nave de Star Wars valor $2,500. Los juguetes nunca jugados, o sea con su caja intacta, siempre son más caros, como un Corvette de ensueño en $30,000. Lo más caro que hay es una caracha del año 1920, restaurada, que cuesta $95,000. Pero hay para todos, también se encuentran juguetes de plástico de los años 70 por $50.

¿Quién compra un coche de latón por $30,000 o $95,000? Un coleccionista muy comprometido o alguien que tuvo ese mismo juguete de niño y tiene la suerte (con posibilidades) de volvérselo a topar.

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3. Pop Heroes Shop  

Pop Héroes Shop medio se esconde junto una tienda de zapatos frente al Palacio de Hierro de Durango. ¿Cómo es posible que en una calle tan concurrida sea tan difícil de identificar? Su entrada es años luz más discreta que la identidad oculta de cualquier súper héroe y cuando la descubres, insinúa que aquí sólo llegan fanáticos. Adentro hay gran variedad de personajes comprimidos en muy poco espacio, un verdadero deleite para el apasionado de universos tan específicos de la imaginación. Star Wars, Marvel, Game of Thrones, las vitrinas son edificios llenos de esta gente enmascarada y con capas miniatura. Los buenos y los villanos conviven sin respetar una escala universal.

La especialidad de la casa son los personajes Pop, esos coleccionables compactos de cabeza sobredimensionada y ojos saltones. Se llaman así por la onomatopeya, eran grandes, hicieron ¡pop! y se achicaron. Según nos explican, Pop no es la marca sino la categoría y tiene personajes de todos los escenarios, libros, películas, series y juegos. Los vendidos por excelencia son los de Game of Thrones y Star Wars, y dependiendo su identidad el precio puede variar de $200 a $800. Los segundos más solicitados son los Domez, personajitos que vienen dentro de un domo transparente.

En Pop Heros Shop consienten a sus clientes especiales y si alguno requiere un muñeco en especial, ellos harán todo lo posible por traerlo a esta ciudad desde el mundo fantástico en que se encuentre.

Sus principales clientes tampoco son niños, son oficinistas buscando imprimirle personalidad a sus 8 horas-hombre diarias.

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