Beto nunca imaginó que la ocurrencia de hacer su propia cera para bigote cambiaría la vida a otros bigotones y los ayudaría a mantener en alto ese moño capilar que portan los hombres. Alberto Carrasco, uno de los creadores de Don Porfirio Moustache Wax, nos platicó la historia:

Todo empezó porque…

Una novia me cortó. Estaba deprimido y no me rasuraba. Mi socio ‘El Barbón’, me dijo: “Déjate la barba”; y me la dejé crecer junto con el bigote. Empecé a buscar un producto para el bigote y no había en México y pensé que necesitaba hacer algo. Me junté con un amigo, empezamos a investigar y después de 25-30 fórmulas logramos la que nos gustó.

Después, una de mis mejores amigas me dio una cortesía para ir a Barbería Capital justo cuando acababan de abrir. Cuando fui me preguntaron que cómo le hacía con el bigote y les mostré que hacía Don Porfirio Moustache Wax y que lo vendía a través de mi página de internet. Me pidieron unas muestras y les gustó. Ellos fueron mi primer cliente.

Así, lo que empezó como un hobby y de manera artesanal, se convirtió rapidamente en una pequeña empresa. Tuve suerte porque también he crecido junto con el boom de la barbería.

¿Por qué el bigote de Porfirio Díaz?

Soy historiador del arte y, además de que me gusta Don Porfirio, su bigote es emblemático. México no lo ha olvidado después de más de 100 años. Es un bigote antagonista, un bigote que marcó la historia para bien o para mal… Me gusta que es el antihéroe.

¿Qué hace diferente a Don Porfirio Moustache Wax?

Usamos dos tipos de cera, la cera de la apis mellifera (la abeja europea) y de la apis melipona beecheii, que es la abeja maya que no tiene aguijón y crea una cera más espesa y pegajosa; esto es lo que nos diferencia de todas las otras ceras.

Es un producto mexicano, hecho con productos mexicanos, para el bigote mexicano… ¡y para el mundo! Somos un producto artesanal. Cada lote lo hacemos a mano, lo llenamos a mano, lo etiquetamos a mano mi bigote o el de mi socio “El Barbón” prueba la cera antes que salga a la venta. Si funciona en nuestros bigotes, que son bastante salvajes, funciona en todos.

Parte de la estética del mexicano es el bigote. Queremos rescatar eso y, de hecho, muchos de nuestros clientes son señores que han tenido bigote toda la vida. En una barbería me contaron que un cliente llegó y estaba encantado de usar Don Porfirio Moustache Wax porque antes se ponía cajeta. ¡Me siento feliz de saber que ayudé a un bigote!

¿En qué momento difícil te ha salvado Don Porfirio?

Corrí un maratón y mi bigote aguantó a pesar de la lluvia que hubo. A lo mejor se desacomoda un poco, pero el bigote aguanta más que tú. Lo puedes meter en la cerveza más espesa, en el pulque más denso, o en los labios más babosos.

¿Cuánto tardas en peinarte el bigote?

Normalmente unos cinco minutos.

¿Todos los días?

Sí. Pero no todos los días me quito la cera. Como tiene humectantes naturales, me protege. O sea, me baño y me lavo la cara, pero no específicamente me la quito. Queda un poco y es más fácil para irlo acomodando.

¿Qué usas para lavarte la barba y el bigote?

Uso jabón neutro o jabón suave natural, que no tenga químicos y con vitamina E.

¿El bigote ha cambiado tu vida?

Me fui a estudiar a Japón y mientras estuve ahí, el bigote me hizo modelo.

Estaba en un festival durante la temporada de sakura (árboles de cerezo), llegó un tipo y me dijo: “¿Estás libre tal día para modelar?” Y dije: “sí”, pero pensando que en realidad él no me iba a hablar. Y fui todo mexa, espantado de que me extirparan un riñón, y pues obviamente no, era una agencia. Salí dos veces en televisión, salí en cuatro revistas, un par de catálogos de ropa… Por ahí anda mi imagen en Japón.

Lo que empezó de desmadre se convirtió en un negocio y ahora ya me da de comer.

¿Algún bigote famoso que te inspire?

Muchos. De hecho empecé un álbum en Facebook que se llama bigotes en el arte, está desde Salvador Dalí, Paul Sérusier, Diego Velázquez… Y obvio, Don Porfirio.