10 de marzo 2025
By: Estefanía Fink

Caudal: el diseño como ritual y la búsqueda de la autenticidad

En un mundo donde todo es inmediato, desechable y acelerado, crear espacios que inviten a la pausa y la introspección parece casi un acto de resistencia. Es ahí donde Caudal encuentra su razón de ser: un proyecto que no solo busca ofrecer objetos, sino que propone una nueva forma de habitarlos, de relacionarnos con ellos y de entender el cuidado personal desde un lugar mucho más profundo.

Detrás de Caudal están Erick Ramírez y Sergio Delgado, arquitectos originarios de Aguascalientes, quienes durante años han trabajado en proyectos que van más allá de la funcionalidad del diseño para adentrarse en su dimensión sensorial, emocional e incluso filosófica. Antes de Caudal, dirigieron Selección Marsella, un espacio que transformó la forma en la que percibimos la hospitalidad y la curaduría de objetos en la CDMX. Ahora, su visión se expande a otras áreas de la casa, proponiendo un enfoque en el que el bienestar se entiende no solo desde el self-care tradicional, sino desde la construcción de un entorno que refleje nuestra identidad y estimule nuestros sentidos.

Más que una tienda o un showroom, Caudal es una invitación a la contemplación y el disfrute. La selección de objetos y productos que lo conforman no responde a tendencias ni a lo que el mercado dicta, sino a un universo íntimo y personal que ellos han construido con paciencia y cuidado. Desde jabones y aceites hasta velas y piezas de cerámica, cada elemento está pensado para ser parte de un ritual cotidiano: un baño al final del día, una pausa para escribir, el aroma que llena un espacio y nos devuelve a un recuerdo específico.

Lo más interesante de su propuesta es cómo logran equilibrar la estética con la función emocional de cada objeto. En Caudal, todo está diseñado para ser sentido. Hay un respeto profundo por la materia, por la memoria que guarda cada aroma y por la importancia de los pequeños gestos en nuestra rutina. “Si es parte de tu día prepararte un gin tonic al llegar a casa y poner música, queremos que el espacio lo permita”, explican.

La conversación con Erick y Sergio nos lleva a reflexionar sobre el diseño más allá de su valor decorativo. ¿Cómo un objeto puede convertirse en un ancla para el presente? ¿Cómo un espacio puede ser un reflejo de quienes somos? En Caudal, la belleza no es superficial: es una experiencia multisensorial que nos reconecta con nuestro entorno y con nosotros mismos.

¿Cómo llegaron a la idea de crear CAUDAL? 

CAUDAL nace de la inquietud de explorar nuestro interés y acercamiento al cuidado personal. El cómo creamos nuestros hábitos más íntimos en busca de una realización como individuos y la conexión entre el espacio que habitamos y los objetos y productos que usamos. 

En Caudal, los objetos tienen una intención estética, pero también una función emocional. ¿Cómo navegan ese equilibrio?

Siempre buscamos conectar con los productos y los objetos de manera personal. Cada uno se integra a través del estímulo particular que nos genera y la emoción genuina que sentimos al usarlo. Por ejemplo, el aroma de la toronja en nuestro jabón nos transporta a los momentos que pasamos en la playa, es un recordatorio de un momento de paz.

La palabra “caudal” sugiere un flujo constante, algo que se transforma con el tiempo. ¿Cómo imaginan que este proyecto pueda evolucionar, sin perder su esencia?

Dentro de la conceptualización y el desarrollo de nuestros proyectos, siempre hemos tenido presente la idea de que todo está en un cambio constante. Por ese mismo motivo, fue importante que desde el nombre de este nuevo espacio, ese dinamismo y ese flujo estuviera representado. Un CAUDAL lo relacionamos con la vida misma, algunas veces es vertiginoso, rápido y con una fuerza incontrolable, y otras veces se transforma en un flujo tranquilo casi contemplativo, pero siempre en movimiento, abriéndose camino hacia la evolución. Básicamente, esa es su esencia, creemos que este espacio será flexible con el tiempo e integrará amigxs y proyecto afines a este universo.

Hablamos mucho del “cuidado personal” en términos de productos de belleza o bienestar, pero en Caudal parece haber una interpretación más profunda, casi filosófica. ¿Cómo entienden ustedes el self-care más allá de lo superficial?

Consideramos que es un viaje personal. Nos gusta pensar que tenemos la tarea de tomarnos el tiempo de conocernos y darnos cuenta de cuáles son aquellas actividades, hábitos y rutinas que nos estimulan y que nos hacen conectar con aquello que realmente somos y lo que queremos para nosotros. Al crear una relación con nosotros por medio de los hábitos, nos permitimos alcanzar la realización personal como individuos y ese cuidado físico y emocional. 

Vienen de dirigir Selección Marsella y ahora, con Caudal, han llevado su visión a otras áreas de la casa. ¿Qué les obsesiona de estos espacios íntimos, que no son necesariamente “sociales” pero que forman parte de nuestra cotidianidad?

Nos emociona percibir los espacios como una extensión del ser y una expresión a nivel físico, el cómo ciertos gestos son el resultado de una visión y vivencias personales y estos al mismo tiempo plasman nuestras ilusiones, nuestros deseos y anhelos. Usamos cosas que nos hacen felices y estas a su vez crean un universo seguro para ser quienes somos, incluso en el espacio más íntimo dentro de nuestra casa.

El diseño de los productos en Caudal busca estimular todos los sentidos. ¿Cómo llegaron a esta idea multisensorial y cuál fue el proceso de selección de los objetos que conforman la tienda?

Como parte de nuestro viaje personal y profesional, buscamos estar en un constante contacto con aquellas emociones o situaciones que nos estimulan y nos hacen felices.

Al estar conscientes de aquellos objetos o productos que logran eso, nos obliga a nutrir nuestra experiencia diaria y el cuestionarnos de qué manera podemos compartirlos con los demás y nuestro entorno. Al final del día compartimos lo que nos gusta y eso se transmite de la manera más fiel a quienes nos visitan. Invitamos a actividades que hacemos y nos hacen sentir bien, al journaling y a la excursión con las piezas de La Cerise, a un pequeño momento de gozo con un gin tonic hecho con Gin Condesa y al cuidado personal con nuestra línea de jabones sólidos en complemento con los productos de Frama.

Caudal no sigue tendencias, sino que más bien crea un universo propio, casi como un “mundo privado” al que invitan a entrar. ¿Cómo logran que cada pieza en la tienda tenga ese sentido de pertenencia dentro del concepto?

Lo más importante para nosotros es ser fieles a aquello que consideramos tiene un valor estético o funcional, incluso emocional y que a través de esas características puede entrar dentro del universo que hemos conceptualizado como CAUDAL. Al final de cuentas, si eres honesto con aquello que a ti te hace feliz, y que al unirlo con el resto suma un valor, todo adquiere una coherencia.

¿Cuál es tu ritual de cuidado personal?

Erick: Mi ritual de cuidado personal consiste en tomarme el tiempo de estar conmigo mismo y acompañarme. Cultivar una relación sana y alegre conmigo mismo es una búsqueda constante. Disfruto mucho estar en compañía de mí mismo, escuchando música, cocinando, tomándome un baño con agua caliente o aplicándome algún aceite esencial que me ayude a relajar y tener esta relación de buen trato hacia mí mismo que me permita ser consciente de qué soy una persona que sabe estar consigo mismo.

Sergio: Tener conciencia de mí mismo, lo que necesito en momentos que paso por mucho estrés y también lo que no necesito. El saber premiarme y ser merecedor de eso. Creando hábitos que me dan momentos de felicidad y satisfacción tanto en lo personal como en lo profesional. Pequeños gestos de gentileza hacia mi ser, como el estar presente conmigo mismo y cuidar de partes de mí que necesitan atención o simplemente un recordatorio de que le pongo atención y que es significativo para mí. 

¿Qué constituye para ustedes el “estar bien”?

Para nosotros estar bien, corresponde a un sentimiento de congruencia donde aquello que dices, haces y predicas es ser consistente en la forma en la que vives día a día, eso te da la capacidad de salir al mundo con una sonrisa y poder ver a las personas a los ojos, con la completa satisfacción de qué has hecho lo correcto para ti mismo.

Por último, en una época en la que todo es rápido, inmediato y desechable, ustedes proponen algo distinto: pausado, sensorial, casi ritualístico. ¿Cómo creen que este tipo de espacios pueden cambiar la manera en la que habitamos el día a día?

Es un sentimiento ambivalente, ya que con los años hemos aprendido que nada es permanente, pero al mismo tiempo aquello que tiene un valor permanece. Creemos que siempre nos estamos alejando de aquellos apegos que vienen del miedo y el lugar de eso apostamos por una conexión real a largo plazo, a través de aquellas cosas que tienen un valor no simplemente monetario, sino un valor de conceptualización detrás y que brindan a nuestra vida en el día a día, una satisfacción. Eventualmente, nada es para siempre, pero aprender a vivir con esa idea, sabiendo que es necesario aprovechar las cosas mientras se tienen.

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