Esta frutita además de deliciosa es breve y delicada. Es breve en su tamaño y también en la temporada en que uno puede encontrarla en su mejor punto. Y es tan delicada que a diferencia de otras frutas una vez que la cortan ya no madura. Por eso hay que afinar el ojo para escogerlas bien en el mercado. Nosotros recomendamos Jamaica porque hay para escoger. Otras opciones pueden ser los mercados de Medellín o la Merced, de ahí sale la mejor fruta de la ciudad. También es buena opción comprar cerezas en la camioneta que pasa por todos lados con altavoz, ellos siempre venden fruta de temporada.
Esta peculiar especie es parte de la familia de las drupas, que se distinguen por tener un hueso en el centro: el mango, la aceituna, la ciruela, el lichi y el café son drupas y todas comparten –además del hueso– la dificultad para elegirlas. En general los frutos son dulces cuando han madurado sus azúcares. Si uno no quiere cerezas ácidas es importante guiarse de varios factores: color, olor y consistencia. O de plano pedir la infalible prueba al marchante.
Elegir las cerezas (de las rojas)
Color: lo mejor es que sean de tono casi vino: un tipo de rojo muy intenso pero al mismo tiempo opaco.
Olor: una cereza madura huele dulce, literalmente es un perfume y ese es quizá el mejor indicador. Si ya está en su punto vas a querer probarla después de olerla.
Consistencia: entre suave y dura.
La cereza no es originaria de México, pero tenemos una fruta muy similar: el capulín. En crónicas sobre los antiguos mexicanos lo llaman capolin o cerezo dulce de Indias. Con él hacían pan y vino y las crónicas refieren “son de gusto tan agradable, que según opinión de algunos de paladar bastante fino, no parecen inferiores a nuestras cerezas”. También es temporada de cerezas.
+ En Local:
¡Es temporada de mangostán (la “fruta reina”) y la tienen en el Mercado de San Juan!