Cuando hablamos de Tulum, hay muchas imágenes que nos vienen a la mente: retiros espirituales, festivales que apelan al cliché de vibrar alto y beach clubs rebosantes de viajeros de todas partes del mundo. Sin embargo, encontrar proyectos que apelan al encanto que durante años hizo de este destino el secreto mejor guardado de México aún es posible. Wakax Hacienda es uno de ellos.
La historia de Wakax se remonta a 2015, cuando tras comprarle el terreno a un ganadero yucateco, los dueños comenzaron a reforestar la zona y construir alrededor de un cenote. Si bien el plan original era tener algunas cabañas, con el tiempo llegaron nuevas ideas y una misión definida: traer un cachito de Yucatán a Quintana Roo. El resultado final es algo que rompe completamente con el modelo hotelero de Tulum: una hacienda de 50 habitaciones en medio de la selva.
Gracias a que los dueños de Wakax están muy ligados a la cultura de haciendas henequeneras y ganaderas en Yucatán, el diseño del proyecto se dio de manera natural y siempre respetando los materiales y las técnicas yucatecas tradicionales (por ejemplo, el acabado Chukum en las paredes). Además, para la decoración —con una línea muy clara de buen gusto y lujo discreto— se contó con la colaboración de varios artesanos locales, cuyas piezas dan vida a los diferentes espacios del hotel.
¿Cómo visitar Wakax?
Del 20 al 26 de febrero de 2022, Wakax Hacienda será sede de The Bootcamp Wakax, una experiencia diseñada por nuestra publicación hermana Travesías y Sersana que propone siete días de transformación y bienestar en la selva maya. Entrenamiento físico, alimentación saludable, meditación y yoga para fortalecer el cuerpo, calmar la mente y hacer comunidad en un escenario natural espectacular. Puedes apartar tu lugar aquí.
Bienestar hacia donde se mire
No es ningún secreto que Tulum es una de las mecas del bienestar en México, y la oferta de Wakax vaya que está a la altura de la fama del destino. Los huéspedes de la hacienda pueden arrancar el día con un desayuno a base de productos locales y frescos (siempre con opciones vegetarianas y veganas), seguido de una clase de yoga bajo la palapa, una sesión de temazcal, avistamiento de aves o un masaje en el pequeño spa. Por la tarde, y para aquellos cuyo concepto de bienestar está ligado al movimiento, la propiedad cuenta con más de 15 kilómetros de senderos en la selva, perfectos para caminar, correr o andar en bicicleta. Y cuentan con experiencias especiales, como el Bootcamp.
Aquí la idea es que los huéspedes se desconecten de la rutina un par de días y se dediquen a disfrutar el entorno, ya sea en plan aventurero —¿alguien con ganas de explorar un río subterráneo o nadar en el cenote?— o de relajación absoluta.