Es una experiencia inaudita y bastante punk. A unas cuadras de Circuito Interior y de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en una zona saturada de tráfico, smog, autopistas, edificaciones y puentes de concreto, sobrevive un verdadero oasis de descanso y sanación. Me refiero al Peñón de los Baños, una formación rocosa al oriente de la ciudad en donde continúan brotando aguas termales y medicinales del subsuelo, independientemente de la urbanización descontrolada que lo rodea.

peñón de los baños

Durante siglos, al Peñón de los Baños han peregrinado miles de personas para relajarse, limpiarse y curarse. La tradición viene de  tiempos prehispánicos, cuando el peñón era un islote al oriente del lago de Texcoco y los aztecas –incluido Moctezuma– lo conocían como un centro de curación, relajación y recreo. También se dice que los emperadores Maximiliano y Carlota, y luego Porfirio Díaz, lo visitaban habitualmente. Incluso el suegro de Porfirio, Manuel Romero Rubio, mandó construir en este sitio un suntuoso complejo recreativo que contaba con habitaciones de hotel, restaurante, salones para fiesta, bailes y conciertos, y, desde luego, una embotelladora para comercializar el agua de manantial.

peñón de los baños

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Sin embargo, en algún momento la ciudad se tragó a los baños; perdieron su fama y se extraviaron en la mancha urbana. Pero allí siguen, ocupando la planta baja de un edificio de departamentos de la década de los setenta en la esquina de Boulevard Puerto Aéreo y Avenida del Peñón, en la Venustiano Carranza. Los reconocerás por el anuncio vintage que cuelga en la entrada del edificio y que dice: Baños medicinales del Peñón. O por la pequeña cúpula de la capilla del siglo XVII que se encuentra en un jardincito dentro de los baños y sobresale a las paredes del complejo setentero. Incluso tal vez los has notado aterrizando o despegando en avión.

peñón de los baños

Las instalaciones de Peñón de los Baños

Actualmente, los baños del Peñón incluyen un área de recepción; una zona de cuartos con tinas de mármol y camastros para descansar; un jardín central y una preciosa capilla estilo barroco del siglo XVII que tiene un retablo a la virgen de Guadalupe que por suerte no ha sido remodelado. Esta capilla es el edificio más antiguo del complejo y ha sobrevivido los cambios radicales del entorno y los ires y venires de miles de personas que cargan con sus dolencias particulares. El costo de entrada al conjunto es de 215 pesos por persona e incluye el cuarto y el baño medicinal en tinas para una o dos personas.

peñón de los baños

Las aguas son consideradas las primeras aguas termales de la ciudad y, hasta donde tengo entendido, las únicas. Alcanzan una temperatura de 46 grados centígrados y están llenas de riquezas minerales. Los responsables del lugar afirman que el agua contiene 18 elementos, entre ellos litio, calcio, potasio y magnesio que el cuerpo absorbe y ayudan a tratar enfermedades como artritis, bronquitis, asma, ciática, hipertensión arterial, osteoporosis, entre otras. También afirman que el vapor desprende gas carbónico y radón que fortalece las vías respiratorias.

Instrucciones

Recomiendan no ingerir alimento alguno por lo menos las 3 horas antes de entrar a la tina, permanecer de 15 a 20 minutos en el agua y luego reposar en el diván de 20 a 30 minutos después del baño. También existe la opción de darse un masaje antes o después de meterse al agua, esto cuesta 300 pesos y dura 45 minutos.

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Nosotros salimos con la piel limpia, el cuerpo relajado y el corazón contento. Es una verdadera delicia sumergirse en las aguas transparentes, calientitas y sanadoras del subsuelo del valle de México, como también es un gran privilegio repetir los pasos de un ritual tan antiguo y significativo de nuestra ciudad.

Actualización marzo 2021: Por ahora los baños están abiertos, pero sugerimos hacer cita y pedir información sobre protocolos al 55 5571 2870.

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