Estancia Femsa es una plataforma cultural patrocinada por la Casa Luis Barragán con el apoyo de la Colección Femsa. Con Mármol Rosa es la primera vez que se pueden tomar fotos dentro de la Casa Luis Barragán, todo gracias a que el artista chipriota Christodolous Panayiotou decidió intercambiar algunos muebles y objetos producidos por él y reemplazarlos por los de Barragán en casi todas las habitaciones de la casa. Pero no sólo porque sí, hay toda una investigación, toda una historia en cada una de los materiales que deja ver los intereses de ambos en la energía aurática de las cosas, las implicaciones, los gustos, el interés en la historia, en la esencia y en la identidad.
La visita es guiada y se recorren cada una de las habitaciones. Es un poco como transportarse a los años 60 (sólo que esta moderna casa se construyó en 1948) donde la amplitud de los espacios era lo más importante, la luz, los ventanales, la vegetación exuberante que acompaña al rosa y al amarillo en cada una de las tonalidades de la luz y la sombra en las diferentes horas del día. La interdisciplina resuena; el diseño industrial, la pintura minimalista, el dorado y la obra escultórica religiosa conforman un agradable todo. En la sala hay un gran facistol (ese mueble sólido y ya insigne de la casa) que se utiliza en la liturgia eucarística para colocar libros; Barragán lo utilizaba para poner lo que le inspiraba en ese momento: lecturas, imágenes y recortes para trabajar como si la casa también fuera un gran taller. Arquitectónicamente también llama la atención una especie de biombo de tela cruda que separa espacios y funciona como otro muro que conserva fotografías, cuadros e imágenes de interés para el arquitecto.
Panayiotou hace un par de réplicas de unas lámparas que se hicieron con un mármol defectuoso –que está rayado porque no sirve–, pero la lámpara funciona: es un extraño homenaje al preciosismo, al diseño, a la razón de ser de un objeto y al intercambio. Hay algunas fotografías de bugambilias acompañadas de flores falsas de plástico como un cuestionamiento a la realidad estética y matérica de las cosas. Parecen flores normales, pero el hecho de que estén en estantes de libros o en un baño blanco hace que te preguntes más sobre ellas y quizá hasta en la “latinidad” de la flor. Una de las piezas clave son los zapatos en el clóset de Barragán, un calzado que el chipriota mandó a hacer con las bolsas de las mujeres cercanas a su vida, su mamá, hermanas y amigas, sustituyéndolos por los lustrados zapatos del arquitecto que se pueden ver al final del recorrido junto con una cortina vieja que le pidió prestada a la vecina de la casa de en frente, un textil con motivos japoneses. A Barragán también le gustaba Japón.
Los patios son una gozada, el juego de colores, sombras y plantas conforman una experiencia que alimenta el espíritu. Ahí hay una mesa de mármol chafa que alguien en la central marmolera pintó con un “bastardo” y Panayiotou rescató para colocarlo ahí con todo lo que se significa como réplica de un mueble ya existente. En el jardín hay una lámina de cobre, una fuente improvisada, deleite sonoro; en Chipre se encuentran las más antiguas minas de cobre.
Mármol rosa de Christodolous Panayiotou fue curada por Patrick Charpenel (cofundador de Ediciones MP, que recientemente publicó Licenciado Verdad) y Andrea De La Torre, como parte de la programación de Estancia Femsa en la Casa Barragán es una posibilidad única de entender dos mundos creativos a des-tiempos en un mismo lugar.
Para visitar hay que agendar una cita a los teléfonos: +52 (55) 5515 4908, +52 (55) 5272 4945 o al correo electrónico casaluisbarragan@gmail.com