INDEX: Liberando el archivo es un acto de memoria y resistencia visual, una pausa necesaria para observar cómo las mujeres fotógrafas están reinterpretando su lugar en el arte y en la historia. Este proyecto de Femgrafía, liderado por Karla Guerrero, comenzó como un archivo digital: un espacio vivo que reúne más de 60 portafolios de fotógrafas de Latinoamérica y España. Ahora, con la publicación de su primer fotolibro, INDEX traduce esa riqueza visual al papel, como si las imágenes necesitaran el peso físico para anclar sus historias.
La risografía, un método artesanal de impresión con texturas imperfectas y detalles únicos, se convierte aquí en una elección narrativa: más que replicar las fotografías, las transforma en objetos con alma. Las imágenes, que oscilan entre lo documental y lo experimental, cargan preguntas sobre identidad, memoria y territorio. Y en el centro de todo está la idea de “amplificar” en un mundo que muchas veces reduce: un gesto tan simple como poderoso, que devuelve a estas fotógrafas la posibilidad de ocupar el lugar que siempre les ha correspondido.
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INDEX: Liberando el archivo se posiciona como una declaración de intención sobre la memoria, la creatividad y la voz femenina en el arte contemporáneo. ¿Cómo defines el “archivo” en el contexto de este fotolibro y qué tipo de narrativas buscaste liberar a través de su curaduría?
El INDEX portafolio-archivo de femgrafía nació con la intención de preservar y visibilizar el trabajo de mujeres en la fotografía y las artes visuales mediante un formato digital accesible a través de plataformas web. Desde un inicio, la curaduría se centró en seleccionar portafolios de artistas con trayectorias, temas y técnicas diversos, priorizando siempre el valor artístico.
A medida que revisaba portafolios y sumaba perfiles al archivo, surgieron ideas para su difusión en entornos digitales, que incluían publicaciones en redes sociales y blogs, hasta concretar la muestra colectiva online. Cada formato demandaba una curaduría particular y planteando preguntas sobre cómo percibimos una fotografía en un espacio digital. Este proceso no solo buscó liberar narrativas individuales, sino también explorar cómo las mujeres fotógrafas utilizan sus medios para reimaginar su lugar en la historia visual contemporánea.
¿Cómo ha evolucionado tu perspectiva sobre lo que significa “amplificar” en una era donde la visibilidad está cada vez más mediada por algoritmos y redes sociales?
Creo que “amplificar” no necesariamente depende de aspectos técnicos como la resolución, sino de la calidad conceptual y la autenticidad de los contenidos. Se trata de construir un discurso claro y sincero.
En sus inicios, femgrafía funcionaba como una plataforma para generar contenido, además de organizar exposiciones en línea y convocatorias. Escuchar a la comunidad y analizar su respuesta fue clave para ofrecer contenidos de valor que resonaran con ella. En un entorno tan saturado como las redes sociales, esta escucha activa y el enfoque en propuestas significativas fueron fundamentales para amplificar los mensajes de manera genuina y efectiva.
La técnica de risografía, utilizada en la impresión del fotolibro, combina un enfoque artesanal y ecológico. ¿Qué papel juega esta elección estética y técnica en la narrativa que querías construir con el fotolibro?
Elegir la risografía fue un proceso de aprendizaje en sí mismo. Aquí debo dar todo el crédito a Miau Ediciones y a Impresos México, ya que sus recomendaciones y trabajos previos me ayudaron a explorar opciones fuera de lo convencional.
Como fotógrafa, estoy acostumbrada a buscar laboratorios que ofrezcan la máxima fidelidad en la reproducción de imágenes, pero la risografía rompe con esa idea de perfección técnica. Este método, con sus texturas únicas y su grado de imprevisibilidad, abrió un espacio para la experimentación que me resultó fascinante. Cada imagen pasó por un proceso de preparación que, lejos de ser mecánico, se convirtió en una experiencia de asombro y descubrimiento.
Además, el bajo impacto ambiental de este tipo de impresión añadió un significado ético al proyecto, alineándose con la intención de crear un producto artístico consciente. Las imágenes lograron conservar su esencia, pero con una textura visual innovadora que remite a lo análogo, enriqueciendo la narrativa del fotolibro.
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El archivo INDEX ha sido descrito como un espacio de reimaginación y cuestionamiento de los límites del medio fotográfico. ¿Podrías compartir un ejemplo específico de una imagen o contribución que consideres emblemática de esta intención?
Más que destacar una sola imagen, lo emblemático del archivo reside en la diversidad de miradas que reúne. Incluye portafolios de fotógrafas emergentes y consolidadas, y es precisamente este diálogo entre distintas etapas creativas lo que lo vuelve tan significativo. Misma situación en la curaduría de nuestra galería de Instagram.
El archivo refleja cómo cada fotógrafa aborda temas e inquietudes desde perspectivas únicas, pero a la vez conectadas. Es un espacio donde la experimentación y la práctica establecida coinciden, creando un universo visual que cuestiona y expande los límites de lo fotográfico.
A través de Femgrafía, has creado un puente entre generaciones y estilos de fotografía. ¿Qué descubriste sobre las fotógrafas emergentes en esta muestra colectiva? ¿Crees que sus preocupaciones artísticas difieren significativamente de las fotógrafas ya consolidadas?
Seleccionar portafolios para femgrafía ha sido un desafío enriquecedor, por reunir discursos y técnicas muy variadas de cada autora. Sin embargo, lo que he descubierto es que, a pesar de las diferencias generacionales y las trayectorias, las fotógrafas se complementan entre sí.
Las preocupaciones artísticas de las emergentes y las consolidadas no son necesariamente opuestas; más bien, se retroalimentan. Considero que las inquietudes personales que inspiran una obra de arte conectan de manera colectiva, permitiendo el intercambio de perspectivas y enriqueciendo la interpretación.
El archivo INDEX: Liberando el archivo, que comenzó como una muestra colectiva online y ahora se materializa en un fotolibro, es un ejemplo perfecto de este diálogo. Reúne el trabajo de 60 fotógrafas de Latinoamérica y España, abarcando desde lo documental hasta la experimentación visual. Este cruce de estilos y generaciones demuestra que la fotografía tiene la capacidad de ser un lenguaje universal trascendental.
La colaboración con Miau Ediciones y Andrea García parece ser un punto clave para este proyecto. ¿Cómo influenció esta colaboración en el proceso creativo y qué aprendiste sobre el potencial de las redes femeninas dentro del mundo editorial?
Desde que comencé femgrafía, quise no solo visibilizar talento artístico, sino también crear oportunidades para mujeres profesionales: curadoras, editoras, gestoras. La colaboración con Andrea García y Miau Ediciones se alineó perfectamente con esta visión.
Andrea, junto con Impresos México —conformado por María José Balvanera y Valentina Velázquez—, enriquecieron enormemente el proceso creativo. Este proyecto me confirmó el poder transformador de las redes femeninas en el ámbito editorial, al no solo incrementar las posibilidades de producción, sino que también fortalecen la representación y el impacto de las mujeres en el arte.
En un mundo donde el arte a menudo se ve como un lujo inaccesible, ¿cómo esperas que INDEX dialogue con el público más allá de los círculos especializados en fotografía?
Para esta primera edición se produjeron 100 ejemplares, con una estrategia de difusión compartida involucrando los canales de femgrafía que incluye reseñas, menciones en boletines, como también ferias y eventos organizados por la editorial. Además, una parte significativa de ejemplares será donada a bibliotecas y centros culturales, garantizando acceso gratuito y contribuyendo a la representación femenina en la fotografía contemporánea.
Más allá del mercado, las publicaciones como INDEX tienen el potencial de convertirse en herramientas de conocimiento, facilitando el estudio y el descubrimiento de más artistas. Así, el concepto de fotolibro se posiciona como un puente entre la comunidad artística y el público en general.
En tu experiencia, ¿cuál es el principal obstáculo que enfrentan las mujeres fotógrafas para utilizar este medio como motor de transformación?
Considero que el principal reto sigue siendo la visibilidad. Aunque en los espacios de formación fotográfica hay una alta participación femenina, los espacios para que las mujeres puedan mostrar su trabajo son aún limitados. Sin embargo, en los últimos años hemos visto avances gracias a iniciativas que promueven el trabajo de mujeres en el arte.
Otro desafío importante es vencer el miedo a mostrar su obra. En mis asesorías y talleres, siempre recalco la importancia de confiar en tus habilidades y aprender de la crítica. En femgrafía, también buscamos alentar a las fotógrafas a explorar su práctica con seguridad, ofreciendo retroalimentación y recursos para que desarrollen su voz artística.
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En el diseño del fotolibro, también se pone en valor la idea de que cada imagen es un gesto de intervención y reflexión. ¿Qué importancia tiene para ti el acto de cuestionar los estereotipos a través del arte visual, especialmente en un contexto latinoamericano?
Como revisora de portafolios intento analizar cada proyecto desde una perspectiva abierta. Esto me ha permitido conocer obras que abordan temas como la maternidad, la identidad y otros aspectos profundamente personales.
Las imágenes que se incluyen en esta edición, no solo cuestionan estereotipos, sino que invitan a reflexionar sobre las complejidades del contexto latinoamericano, integrando narrativas individuales con estéticas innovadoras. Universos particulares que pueden ser explorados visualmente a pesar de las limitaciones geográficas, sociales y culturales de su origen. Es mucho de la magia de la fotografía.
Por último, INDEX marca un capítulo importante para Femgrafía. ¿Cómo visualizas el futuro de este archivo visual y qué otros formatos o colaboraciones te gustaría explorar para seguir narrando estas historias?
INDEX nació como respuesta a la pregunta: “¿Dónde están las mujeres fotógrafas?”. Desde su creación, he reunido artistas, generado conexiones y visibilizado sus trabajos. Esta edición física, además de su presencia digital, representa un paso significativo hacia la preservación de estas historias.
A futuro, imagino nuevas colaboraciones que sigan expandiendo el alcance de femgrafía. Aunque es un espacio autogestivo y los retos son constantes, creo firmemente en seguir creando redes, el plan b y todas sus letras, para explorar nuevos formatos y aportar a mantener viva la voz de las mujeres en la fotografía contemporánea.
INDEX: Liberando el archivo está disponible en edición limitada de 100 ejemplares. Si deseas adquirir una copia, contacta directamente a Miau Ediciones.