En la galería todas las fotos miden 112 centímetros de alto. En algunas el ancho es el mismo y en otras se queda cerca de los dos metros. Las fotografías de Quentin Shih tienen el tamaño de los cuadros al óleo de los grandes museos. Su trabajo tiene mucho del cuidado y sobriedad de los cánones clásicos: fotografías que trata con la delicadeza de un pintor atento a los detalles. Los temas son moda, actualidad y una China que se encuentra al Occidente. Diez años de Quentin Shih de la galería ART LEXÏNG es su primera exposición individual en México y recorre cinco proyectos emblemáticos del fotógrafo en los últimos diez años.
De Occidente para Oriente nos llenamos de clichés, y los más burdos son para Shih los favoritos. Cuando dio a conocer su serie Shanghai Dreamers llovieron las acusaciones de perpetuar estereotipos. Las fotografías –algunas de las cuales están expuestas– muestran grupos en uniformes plásticos idénticos, caras iguales, la misma posición. Una modelo vestida de alta costura está siempre en la primera fila. Al fondo una cortina semi-transparente difumina una Shanghai de altos edificios. Todas las personas parecen la misma porque lo son; Quentin Shih clonó cada cara en la fotografía. El mismo rostro repetido una y otra vez. La casa Dior comisionó la serie para la reapertura de su boutique en Shanghai, y el fotógrafo cumplió la tarea de crear imágenes entre los dos mundos, tan sublimes y extraños como son.
Además de Shanghai Dreamers, Art Lexing presenta parte de la serie Stranger In The Glass Box, que lo dio a conocer mundialmente. Esta colaboración con Christian Dior muestra modelos atrapadas en cajas de cristal, que son inspeccionadas por pequeños grupos de transeúntes chinos vestidos a la usanza de las propagandas comunistas.
El humor ácido y la ejecución delicada viven en cada imagen de Quentin Shih. Admirador de Edward Hopper, ese imaginario de escenarios surreales, contundentes y engañosamente cotidianos, se adivina en su fotografía. El pintor es emblema de un movimiento profundamente norteamericano del que Shih se apropia con inconografía china por todos lados. Cada cosa tiene un motivo, cada fragmento significa algo. Las fotografías son grandes para que el espectador analice a detalle.
De los momentos de Hong Kong a los escenarios de una Cuba de incertidumbre comunista, Shih cambia la temática pero no el estilo y ésta exposición es un repaso de ello. Detallista y obsesivo, entre estudio fotográfico y tomas de calle, Quentin Shih muchas veces forma imágenes con varias fotografías. Capas que luego une en edición con precisión de artista.
Diez años de Quentin Shih estará disponible en Pop up Gallery hasta el 15 de octubre y representa uno de los esfuerzos de Art Lexing –galería con sede en Miami– de difundir los talentos jóvenes de Asia.
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