James Turrell es el artista contemporáneo de la luz. La dirige como a una orquesta. Orienta el espacio y tiempo para que la luz toque los cuerpos que pasan. Es decir, la contiene y le da formas inesperadas y hermosas. Como el pasaje a quien pasea. La exposición Pasajes de luz en el Jumex presentará la nueva obra de las series más importantes de Turrell, y –ni tendríamos que recalcarlo– no hay que perder la oportunidad de la experiencia.
Las salas de luz de Turrell en el Júmex
En la galería del primer piso del museo (la más pequeña), Turrell instalará una variación, pensada especialmente para este espacio, de su serie Ganzfeld. En ellas, la luz pinta las salas de color intenso, y disuelven la arquitectura hasta aplanarla. La palabra alemana “ganzfeld” habla del fenómeno de la pérdida total de la profundidad de la percepción. Como estar en una tormenta de nieve.
En la terraza
En la terraza del museo, la pieza Dark Space permitirá tan poca iluminación, que las imágenes aparecerán desde dentro de nuestros ojos. Juntas, es lo que el artista describe como “ver detrás de los ojos” o “el verte a ti mismo ver”. Juntas representan lo que el artista dice “ver detrás de los ojos” o “el verte a ti mismo ver”. Quizá las visitas a las instalaciones de Turrell son más parecidas al ensimismamiento que a un espectáculo.
Retrospectiva James Turrell
En la galería 2 del museo ya comienza una suerte de camino por la trayectoria de Turrel. Estarán desde las primeras obras experimentales que hizo en Los Ángeles en los 60, hasta las pensadas especialmente para su estancia en el Jumex. Las primeras las hizo en el Mendota Hotel, donde tuvo su estudio y comenzó a jugar con la luz, a reconocerla, y controlarla para crear espacios.
A pesar de su historia y carga en su nombre, los experimentos Turrell van de acuerdo a la tecnología. Por eso no envejece. Los más recientes, que estarán a lado de sus primeras obras, implican rayos láser e iluminación controlada y sintetizada por computadora. No importa el medio, Turrell busca revelar la materialidad de la luz.
Las instalaciones irán acompañadas con documentación y modelos de la obra más magnífica e imposible de Turrell, y de nuestros tiempos: Roden Crater. Donde artista ha trabajado 45 años para convertir un volcán extinto en el desierto de Arizona, en una instalación artística, pero sobre todo astronómica. James Turrell tiene ojos de marciano y con ellos examina el asombro universal de los humanos frente al cosmos y al paso del tiempo, los dos mundos más extraños.
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