Anni Albers, conocida por muchos como “la madrina de la Bauhaus”, dijo que “da la impresión de que si la obra está hecha con hilos, se considera artesanía; si es en papel, se considera arte”. Pero el tiempo se encarga de dar justicia a quien lo merece. Por eso nos emociona tanto el que hayan encontrado, al fin, ese tapiz que todos sabemos que existía y que estuvo colgado en el Hotel Camino Real, pero llevaba más de 30 años extraviado. Sí, lo encontraron.

Anni Albers

Anni albers

Desde 1931, cuando asumió la dirección del departamento de textiles en la Bauhaus, Anni Albers se convirtió en un referente no sólo para el ámbito textil, sino para el diseño y la arquitectura en general. Ella veía sus tapices como enormes paredes de tela que combinaban perfecto con los muros de cristal del modernismo. Todas sus obras obedecían al principio de la escuela: la forma sigue a la función.

Durante la ocupación Nazi en Alemania, Anni y su esposo Josef Albers (llamados la pareja “misfit” de la Bauhaus) emigraron a Estados Unidos y se dedicaron a impartir clases de arte en el Black Mountain College de Carolina del Norte. Durante su estancia allí, los Albers viajaron a varios países del sur en los que Anni notó una clara correspondencia entre las civilizaciones antiguas y la filosofía establecida en la Bauhaus.

Su fase conocida como “tejido pictórico” está basada en los tejidos complejos y geométricos de los tejidos tradicionales de Centro y Sudamérica. Destacaba sobre todo el diseño de los gabanes mexicanos que, al igual que el tapiz recién encontrado en Polanco, están decorados con triángulos de colores brillantes.

El tapiz perdido del Camino Real

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En 1967, Luis Barragán, Mathias Goeritz y Ricardo Legorreta viajaron hasta el Black Mountain College para encargarle a Anni Albers personalmente un tapiz. Legorreta, arquitecto del Camino Real, quería que su hotel tuviera una pieza de Anni. El resultado fue una colgadura de 3 x 3  metros hecha de fieltro de lana y algodón. Este tapiz —que por cierto se llama Camino Real— es una pieza clave en la etapa final de su trayectoria. El telón está cosido a mano con triángulos en distintos tonos de rojo  y  para producirlo tuvo que contratar los servicios de una fábrica de banderas en Estados Unidos. Hasta 1968, Anni siempre había producido sus propias piezas en un telar pero algo de ese tamaño necesitaba un proceso mucho más complejo.

annie albers

annie albers tapiz estudio

En uno de los cambios de dueños que ha tenido el hotel, la pieza se guardó sin cuidado en el sótano mientras los demás trabajos de Anni adquirían muchísimo valor alrededor del mundo. Allí, entre la humedad y el polvo, el tapiz pasó enrollado 30 años hasta que los editores Carla Zarebska y Humberto Tachiquín (haciendo una investigación para celebrar los 50 años del Camino Real), lo desenrollaron.

Al parecer uno de los guardias del hotel les dijo que había visto”una alfombra” arrumbada en el sótano. Cuando lograron extenderlo vieron que la pieza estaba casi intacta. Obviamente tenía señales de maltrato, pero nada irreparable. El proceso de restauración tomó 4 meses.

Casualmente, en la galería Tate Modern de Londres presentaban una retrospectiva al trabajo de Anni Albers. Se expusieron cerca de 300 piezas textiles producidas por la artista, pero lo que no sabían es que en un sótano de la Ciudad de México estaba un pieza clave para la exposición, de la cual sólo conocían la existencia. Detalles como los materiales y fabricación eran un total misterio incluso para los expertos en la Bauhaus y el trabajo de Anni. Por ello, cuando la representante de la Fundación Josef & Anni Albers, Brenda Danilowitz, se enteró de esto, lo primero que hizo fue comunicar el hallazgo a sus colegas en Londres.

La reaparición de esta colgadura no sólo es una excelente noticia para los especialistas de la Bauhaus en todo el mundo. También es una muestra de la influencia de México en el arte de Anni Albers y del buen gusto de Legorreta. Ahora esperamos noticias sobre dónde lo podremos ver.

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