19 de febrero 2025
Por: Estefanía Fink

37 años del Museo Mural Diego Rivera: El hogar de un sueño pintado

En la Ciudad de México hay obras que son casi como espejos: nos reflejan, nos cuentan de dónde venimos y nos hacen ver nuestra historia con otros ojos. Una de ellas es Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, el icónico mural de Diego Rivera, que hoy celebra 37 años de habitar su propio museo.

Este mural, creado por Diego Rivera en 1947, fue originalmente encargado por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia para adornar el comedor del Hotel del Prado, situado frente a la Alameda Central. La obra captura casi cuatro siglos de historia mexicana, representando una multitud de personajes que van desde la época colonial hasta el México post revolucionario, todos reunidos en un paseo dominical por la Alameda.

“La composición [del mural] son recuerdos de mi vida, de mi niñez y de mi juventud y cubre de 1895 a 1910. Los personajes del paseo sueñan todos, unos durmiendo en los bancos y otros, andando y conversando”, explicó Diego Rivera sobre Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, que se puede dividir en tres secciones.

Tras el devastador terremoto de 1985, el Hotel del Prado sufrió daños irreparables. Para preservar el valioso mural, se emprendió una laboriosa tarea de rescate que implicó trasladar la obra, de 15 toneladas, a una nueva ubicación. Así nació el Museo Mural Diego Rivera, inaugurado el 19 de febrero de 1988, diseñado específicamente para albergar y exhibir esta pieza magistral. El edificio fue construido alrededor del mural, asegurando condiciones óptimas para su conservación y permitiendo a los visitantes apreciar la obra en todo su esplendor.

Además de “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, el museo se ha consolidado como un espacio dinámico dedicado a la difusión del arte y la cultura. A lo largo de estos 37 años, ha albergado numerosas exposiciones temporales, ciclos de charlas, conciertos y actividades educativas, enriqueciendo la oferta cultural de la ciudad y fomentando el diálogo entre diversas manifestaciones artísticas.

La arquitectura del museo, concebida para realzar la majestuosidad del mural, ofrece un recorrido que invita a la reflexión sobre la historia y la identidad mexicanas. Los espacios amplios y la iluminación cuidadosamente diseñada permiten una experiencia inmersiva, donde cada detalle de la obra de Rivera cobra vida ante los ojos del espectador.

A 37 años de su apertura, el Museo Mural Diego Rivera es un recordatorio de que el arte tiene el poder de resistir y reinventarse, así como lo ha hecho la Ciudad de México.

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