Por más que trató de sobrevivir a sus tiempos y que todo lo vio (incluso, por ejemplo, el espejismo del progreso porfirista), el ojo de Tacubaya tuvo que exiliarse en Puebla debido a la mala calidad del aire y el alumbrado perpetuo de la ciudad. Pocos años después también habría de huir de Puebla hacia San Pedro Mártir en Baja California para buscar una noche verdadera, una que aún conservara su negrura.
Cuando crearon el Observatorio Astronómico Nacional la motivación científica era muy clara: los astrónomos (o más bien geógrafos con conocimientos astrales) querían registrar el esperado tránsito de Venus, que sería visible desde México en 1882.
Los astrónomos de Tacubaya dedicaron todo su tiempo a crear la “carta del cielo” –un atlas del firmamento– como ya lo hacían en el Observatorio de París.
Del recinto que alguna vez fue el Observatorio de Tacubaya no queda nada, fue derrumbado en 1963 para dar lugar a la Preparatoria No. 4, pero sí nos queda un fascinante archivo de fotos y bueno, el metro Observatorio. El archivo es testimonio de que alguna vez, en ese barrio legendario de la Ciudad de México, hubo un grupo de hombres curiosos llamados los “astrónomos de Tacubaya” que quisieron inmortalizar los deseos fugaces del Universo.
Compartimos estas hermosas fotografías que se tomaron entre 1912 y 1947 desde este ojo fantasma de Tacubaya.
Las imágenes pertenecen ahora al archivo de la Fototeca Nacional –por lo tanto a todos nosotros-. Imágenes del Sol, de eclipses solares y lunares, la caída del cometa Halley en su aparición de 1910 (!) y el tránsito de Mercurio del 14 de noviembre de 1907.
Hay también fotografías espectroscópicas de constelaciones insignes y de los instrumentos con que se observó el universo y se realizaron estas fotografías (espectrómetros, magnetómetros, teodolitos, telescopios altazimutales y cenitales…).