Pocos fenómenos evocan más a la estética de la melancolía, la calma o inclusive la tristeza que la niebla. El día de hoy, esta ciudad invita a ver lo cotidiano con el lente borroso, misterioso e intrigante de la niebla.
Del latín nebŭla, la niebla es una nube densa de diminutas gotas de agua que se suspende en la atmósfera cerca de la superficie de la tierra y oscurece o restringe la visibilidad (más aún que la neblina; la reduce a menos de 1 km).
Cortesía @carolinacvw
Cortesía Cecila Villaverde
Cortesía @carolinacvw
En la Ciudad, la niebla mengua. Ya son pocos los espacios y aún más específicos los momentos en que podemos apreciarla (los afortunados que sabemos apreciarla). Dicen que hace veinte o treinta años esta era una ciudad más fría y que la mayor parte del año estaba cubierta de niebla. Hoy, por razones obvias, la niebla se ha retirado a las montañas y volcanes pero quedan todavía lugares, como el Ajusco, la tercera sección de Chapultepec, las barrancas de Tarango y, en ocasiones, el segundo piso del Periférico donde este fenómeno fantasmagórico se aparece. Hoy es uno de esos días y y esta nota es para celebrarla.
Aquí se puede ver Chapultepec al amanecer desde una de las cámaras de la Ciudad.