Galería Plaza de las Estrellas
12 de junio 2019
Por: Andrea Cinta

Galería Plaza de las Estrellas: el centro comercial menos agraciado pero más inolvidable de la ciudad

En Galería Plaza de las Estrellas vimos la huella más grande de la ballena Keiko, un paseo de la fama con estrellas, palmeras y pasajes esotéricos.

Galería Plaza de las Estrellas es, probablemente, la plaza más extraña de esta extraña ciudad. Un rectángulo pesado y tristón sobre el Circuito Interior, fachada mitad muro verde mitad placas metálicas; tráfico ininterrumpido e interminable al frente. Nosotros la visitamos buscando el restaurante Bangkok, el primer tailandés de esta ciudad (y del país), y cuando entramos quedamos fascinados. En los pasillos (con cancelería de aluminio) vimos la huella más grande de la ballena Keiko, un paseo de la fama con múltiples estrellas mexicanas, palmeras y pasajes esotéricos. Todos cortesía de la Plaza de las Estrellas.

Cuando la inauguraron, en 1982, apenas había en la ciudad otros dos lugares parecidos: de un lado Plaza Satélite y del otro Perisur. En medio quedó Galería Plaza de las Estrellas con el giro extravagante que sobrevive hasta hoy: el Paseo de las Luminarias, la versión mexicana del paseo de la fama de Hollywood.

El Paseo de las Luminarias

El recorrido inicia en el segundo piso con una línea larga de mosaicos con estrellas incrustadas al más puro estilo Hollywood y las huellas de las manos de los artistas. Están Juan Gabriel y Celia Cruz; María Félix y Cantinflas; José José, Thalía, Fey… La selección no discrimina y lo mismo hay artistas de la época de oro del cine mexicano que fenómenos de los noventas. Gloria Funtanet ideó el paseo y escribió un libro con la biografía de los artistas y algunas anécdotas. Aquí está disponible (aunque sólo hasta la página 26 y no sabemos por qué).

Alrededor de las estrellas están los negocios de la plaza, de gusto y nombres de otros años. Hay un Área Code y Tom Kenton, Ferrioni (por supuesto), Parfums Rachelle, Estética Finis… En la zona de comida los negocios tienen puros títulos desconocidos: Nuzantara, Poztocho, Varipollo… Extrañamente, la Galería Plaza las Estrellas no tiene nada del nostálgico descuido de los lugares abandonados. Los pisos son blanquísimos, recién pulidos de manera que las luces se reflejen en el piso; el techo de cristal está bien cuidado. La Plaza de las Estrellas más bien parece un sitio intacto, atrapado en otra década que no es esta.

Alrededor, la gente pasea como pasearía en cualquier otro lugar –tal vez a paso más flemático– por las estrellas de éste o aquel artista. Se detienen un momento a tomar la foto de la estatua de la ballena Keiko (nosotros no pudimos evitarlo) y a leer la placa que le otorga el récord Guiness a la mayor huella de ballena en una plaza. Camina por las palmeras altas rodeadas con mangueras de luces. Busca el pasaje esotérico, una habitación en donde leen el tarot rodeados de parafernalia espiritual de distintas religiones.

La recomendación a visitarla no es una demasiado convencida. Sabemos bien que la Galería Plaza de las Estrellas es la plaza menos agraciada de esta ciudad. Aunque tal vez sea la única en la que uno puede comer en el primer tailandés del país (justo frente a la estrella de Juan Gabriel), visitar un excéntrico Paseo de las Luminarias y comprar en un Ferrioni.

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