Tal vez hayas escuchado que en la colonia Buenos Aires
puedes encontrar cualquier pieza o refacción que necesites para tu auto. Tal vez hayas escuchado también que, por si acaso, mejor no llegues en coche. Esta mala fama acompaña a la colonia desde hace varios años, a pesar de su larga historia. Con el objetivo de reivindicar a la Buenos Aires y sus habitantes, la artista Yvonne Domenge Gaudry
(1949-2019) trabajó con varios vecinos de la colonia. Juntos crearon una serie de esculturas que representaran el espíritu del lugar. Fue así como surgió el Corredor Escultórico Buenos Aires, en el camellón de Dr. Vértiz, entre Eje Central y Viaducto.
El origen del Corredor Escultórico Buenos Aires
En el año 2000, Domenge ideó un proyecto de inclusión para la colonia Buenos Aires, que en aquella época era una zona con altos índices de marginación. Con esto en mente, la escultora buscó el apoyo del Museo de la Ciudad de México y el FONCA. La escultora recorría la colonia con una escultura hecha con autopartes para dar a conocer el proyecto en el vecindario. Buscaba así animar a participar a los y las colonas bonaerenses.
En una nota de septiembre de 2002 en La Jornada, la artista comentó que iniciar el proyecto no fue fácil y que, en realidad, hubo varios cambios durante su realización. En un principio tenía pensado que entre varios talleres y vecinos realizaran una escultura monumental. Sin embargo, al conocer las particularidades de la comunidad, Yvonne se dio cuenta de que esto no era viable porque la comunidad respetaba mucho la individualidad. A partir de este principio, decidieron que cada familia o taller creara su propia pieza.
Quiero hacer una hormiga
Aunque se había contemplado que el proyecto durara 5 meses, este se extendió por tres años. Durante este tiempo, las y los bonaerenses abrieron las puertas de sus talleres a Domenge. La artista trabajó individualmente con cada uno. Gracias a esto, pudo conocer más sobre la vida de la colonia y la historia personal de quienes decidieron participar. Tal fue el caso de una chica que trabajaba desarmando cajas de velocidades. Según Domenge, la joven estaba cansada del mismo trabajo, así que un día le recomendó: “Cuando termine el día, haz algo que te hubiera gustado hacer desde niña”. La respuesta de la muchacha fue: “Quiero hacer una hormiga”.
El Corredor Escultórico Buenos Aires fue inaugurado en diciembre de 2001, un año después de que se iniciara el proyecto. Está situado en el camellón de Doctor Vértiz, en el tramo entre Viaducto y Doctor Bolaños Cacho. En un principio se instalaron únicamente cuatro obras. A lo largo de los años el número ha alcanzado las 15 esculturas, todas realizadas por las y los vecinos de la Buenos Aires. Pero no todas han sobrevivido.
Actualmente solo se mantienen siete esculturas en el Corredor Escultórico Buenos Aires. Tres son obras abstractas, una tortuga —mi favorita— y un personaje que, según me comentaron, es Sancho Panza. También hay un emblemático caballo parado sobre sus cuartos traseros que parece darte la bienvenida a esta galería urbana. Quizás el mejor momento para visitar las esculturas es un domingo por la mañana, cuando el casi nulo flujo de autos permite que se asomen estos personajes.