11 de enero 2022
Por: Cheryl Santos

Zona Arqueológica de Mixcoac, un diminuto vestigio de ruinas prehispánicas donde se adora a la víbora en la nube

La Zona Arqueológica de Mixcoac, una de las más pequeñas del país, se encuentra al poniente de la CDMX, entre el concreto del Anillo Periférico.

Tal y como la flor que crece entre el concreto así resiste la Zona Arqueológica de Mixcoac, uno de los asentamientos prehispánicos más pequeños de todo México (7 mil 200 metros cuadrados); cuyos vestigios de roca contrastan decididamente entre el asfalto capitalino, ya que se encuentra a un costado del Anillo Periférico y en medio de la generosa colonia de San Pedro de los Pinos.

Fue durante el siglo XX que el arqueólogo Eduardo Noguera, durante sus trayectos en tranvía del Zócalo al Convento del Carmen, se percató que después del paraje de Tacubaya, afianzados en una parte elevada, yacían unos interesantes montículos conocidos entre los locales como “el teocalli de San Pedro de los Pinos”. Desde luego, en aquella época la arqueología no se profesionalizaba como tal, y el INAH no existía como la institución que conocemos en la actualidad. Fue hasta 1921 cuando, financiado por la SEP, Noguera llevó a cabo las primeras exploraciones en el área y descubrió las estructuras que prevalecen hasta nuestros días.

Mucha de la información que ha ayudado a comprender el origen y ocupación del Centro Ceremonial de Mixcoac data de la década de los ochenta, luego de que la construcción de la Línea 7 del Metro, particularmente de la estación San Antonio, arrojara importante evidencia teotihuacana en la región. También se han desplegado mecanismos de protección para la zona, principalmente cuando el levantamiento del Anillo Periférico ocasionó que parte del basamento quedara por debajo de la vialidad.

Mixcóatl, el dios de las tempestades, la guerra y la cacería.

Antes de convertirse en el dios mexica de la caza, Mixcóatl fue un hombre chichimeca quien, según uno de los múltiples relatos de la cosmovisión prehispánica, guió a sus compañeros desde el norte de Mesoamérica hasta la Cuenca del Valle de México, cuando aún no existía Tenochtitlán. Ya instalado en Culhuacán junto a su pueblo, la mitología dice que, por los rumbos del cerro del Tepozteco, Mixcoátl se enamoró de la bella Chimalma, a quién le lanzó unas flechas que ella detuvo con la mano. Ambos tuvieron un hijo, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, sin embargo, Chimalma murió dando a luz. 

Cuando regresó a Culhuacán, Mixcoátl fue asesinado por un usurpador y su hijo tuvo que ser criado como plebeyo. Ya en la juventud, Ce Acatl se enteró de la trágica historia familiar y, en venganza, mató al usurpador. Una vez retomando el poder, ahora en el Cerro de la Estrella, fue él quien nombró a su padre como el dios tutelar de la caza.

El adoratorio a la víbora en la nube 

Según la estética, arquitectura y piezas de alfarería encontradas, las ruinas que hoy observamos en la Zona Arqueológica de Mixcoac (vocablo náhuatl que significa “lugar de la nube de serpiente”), se remontan a la era del sometimiento azteca, entre el 900 y el 1520 d.C. No obstante, el sitio como tal retrocede al periodo teotihuacano, que encontró su esplendor entre el 400 y 600 d.C. A la llegada de los conquistadores españoles el asentamiento fue prácticamente destruido hasta sus cimientos, los cuales son lo único que sobreviven de la edificación original. 

Las pocas evidencias que quedan y que están parcialmente restauradas son la Pirámide dedicada al dios Mixcoátl; la Plataforma Oriente y sus edificios anexos; el Patio Central y su entorno; la Plataforma Poniente y su Plaza Ceremonial y las bases de algunos cuartos de adobe (que se presume no fueron de uso habitacional). 

Con base en las investigaciones recientes sabemos que, en Mixcoac, los aztecas celebraban el ritual de cacería en el mes Quecholli (finales de octubre y principios de noviembre). Para este evento previamente se preparaban dardos y, en fechas determinadas, celebraban ceremonias y danzas para después ir a cazar animales en el Cerro del Venado o Mazatepetl, finalizando el ritual en el cerro Zacatépetl

El arqueólogo Roberto Gallegos, responsable del proyecto académico del lugar, dice que el término Mixcóatl también alude a la Vía Láctea, cuya vista nebulosa y serpentina en las noches despejadas evocaba al dios mexica. Quinientos años han pasado desde entonces y, de seguir aquí, nuestros antepasados quizás sentirían un dejo de nostalgia al saber que hemos cambiado la maravilla del cielo nocturno por el concreto de la modernidad. La Zona Arqueológica de Mixcoac se ubica en la calle Pirámide # 7, a un costado del Centro Cultural La Pirámide y del Anillo Periférico, en la colonia San Pedro de los Pinos, a unos pasos del metro San Antonio. Abre de lunes a domingo de 9:00 a 17:00 horas y la entrada es completamente gratuita.

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