El movimiento funcionalista tuvo gran influencia en la arquitectura mexicana en los años pos revolucionarios. Lo más probable es que conozcas uno o más ejemplos de este tipo de obras en la CDMX, sin embargo, en esta ocasión te mostramos tres casas funcionalistas en la CDMX que han resistido el paso del tiempo.
El funcionalismo es una de las corrientes que surgieron como parte del movimiento modernista en Europa tras la Primera Guerra Mundial. Frases como “Menos es más”, “La forma sigue a la función” o “Una casa es una máquina para vivir”, reflejaron los principales objetivos de esta corriente. Por lo tanto, el funcionalismo se caracteriza por dejar de lado los ornamentos, priorizar la utilidad, aprovechar eficientemente los materiales o el uso de módulos. Y aunque ésta era una corriente nacida en Europa, arquitectos en Latinoamérica lograron integrar su propio lenguaje a los principios funcionalistas, por lo que durante los años treinta y cuarenta hubo diferentes aproximaciones a esta corriente y en las décadas posteriores se consolidó un estilo único en México.
Uno de los arquitectos que se identificó con esta corriente fue Juan O’Gorman, quien, a petición de Diego Rivera, diseñó en 1930 la casa-estudio que compartiría con su esposa Frida Kahlo. Este edificio en San Ángel se convirtió en la primera casa funcionalista en México, sin embargo, cuando la obra fue concluida en 1932 causó un gran revuelo entre los arquitectos de la época, pues parecía que no estaba terminada y contrastaba con la hacienda colonial que se encontraba a lado.
El propio O’Gorman estaba al tanto de las críticas y comentaba: “La casa que construí causó sensación porque jamás se había visto en México una construcción en la que la forma fuera completamente derivada de la función utilitaria. […] Aplicando el sistema de construcción de concreto armado en el edificio, su apariencia era extraña. En México no se había hecho una casa puramente funcional. El mínimo de gasto y de esfuerzo por el máximo de eficiencia había sido la base teórica para realizar esta casa habitación de tres recamaras…”.
José Villagrán se vio influenciado por el funcionalismo, convirtiéndose en uno de los principales promotores en nuestro país. Incluso escribió un tratado, ‘Teoría de la Arquitectura’, en donde afirma que las soluciones arquitectónicas deben responder al conocimiento profundo de la situación nacional y del problema social que se quería resolver.
Y aunque su obra hospitalaria es ampliamente reconocida, su casa en el número 7 de la calle de Dublín en la colonia Juárez es poco conocida a pesar de ser uno de los ejemplos de casas funcionalistas que quedan en la CDMX. Esta obra fue construida en 1935 y ha sufrido muy pocas modificaciones a lo largo de los años, el arquitecto Raúl Nieto al describir esta casa señala que: “Los espacios están tan bien proporcionados a la escala humana que uno puede circular y no se agota. En unos cuantos pasos ya está en la cocina, en la sala, en el comedor, en el dormitorio”.
Al igual que O’Gorman, Juan Legarreta era uno de los jóvenes arquitectos que comenzaron a desarrollar su obra a inicios de los años 30 influenciados por las teorías funcionalistas. De tal manera que en 1931 Legarreta presentó su proyecto de tesis para obtener el título de arquitecto en la ENA de la Academia de San Carlos.
Para su “Proyecto de construcción de la casa obrera en su tipo mínimo”, Legarreta desarrolló con sus propios recursos una casa en la colonia Peralvillo en la cual “propuso un sistema constructivo idéntico al de las casas que había construido O’Gorman, pero en el cual ponía atención no a medios de expresión vanguardistas, sino a la economía de la realización y a su posibilidad de repetirlas”. Esta obra fue un importante antecedente para el modelo de la Casa Obrera Mínima, que se construiría para la colonia Moctezuma.
Estos tres ejemplos de casas funcionalistas todavía se encuentran de pie en la ciudad, no obstante, la casa de Villagrán y la de Juan Legarreta no están abiertas al público y en el caso de la última no se ha realizado ningún esfuerzo por recuperarla.