“Comparado con los de otras metrópolis, este barrio chino es de cortas dimensiones. La migración que lo conformó data de la segunda década del siglo XX, cuando llegaron huyendo de las persecuciones antichinas desatadas en Sonora y Sinaloa: se les acusaba por los contagios que ocasionaban, así como por la suciedad en la que vivían. Casi todos los chinos se dedicaban al negocio de las lavanderías, cafeterías y restaurantes. Hacia 1930, en las calles de Dolores y Luis Moya había numerosas lavanderías atendidas por familias completas de chinos que casi siempre tenían la consigna —un tanto motivada por el racismo nacional contra ellos— de no mezclarse con los mexicanos.
Los “cafés de chinos”, que a todas horas servían café con leche, eran famosos por los bísquets, choux y panes al vapor recién hechos. Su persistencia en el país volvió un rito entrar en ellos: sin más palabras que la mirada, anunciaban el momento en que la cafetera de aluminio vertería el café hirviendo, de un chorro que se levantaba veinte centímetros a un vaso de vidrio octagonal. El suspenso, porque mientras el comensal no dijera “¡basta!”, aquel concentrado café oscuro continuaba subiendo de nivel; de lo contrario —cuando se escuchaba el “basta”—, seguía el turno de la cascada espumosa de leche entera de vaca. El efecto de aquel café quedaba vivo después de muchas horas, pero tal vez no tanto como el opio que los chinos ofrecían en fumaderos clandestinos.”
Zona 7: San Juan y sus alrededores
Dolores, entre Independencia y Victoria, Centro