liquidámbar
13 de julio 2017
Por: Patricia

Árboles Locales: Liquidámbar, árbol del bálsamo

Árboles Locales es una sección dedicada a quienes llenan de oxígeno, color, aire fresco y alfombras nuestra ciudad. Hoy homenajeamos al liquidámbar.

LIQUIDAMBAR STYRACIFLUA;
árbol del ámbar, ocozote, ocozol, copalme, árbol del bálsamo, árbol del estoraque.

Igual que los arces, los liquidámbares son actores principales en el espectáculo de oro y fuego que se representa durante los últimos meses del año. En la Ciudad de México, el show es moderado y no se muestran los excesos del norte. El tránsito de verde mate a dorado y después a carmesí depende, en gran medida, de la reducción de las horas de luz que sucede posterior al equinoccio de otoño, que cae dramáticamente en latitudes más lejanas al Ecuador y menos en el trópico.

Las hojas del liquidámbar se parecen un poco a las del arce, tienen forma de mano abierta o tal vez de estrella. Palmas con tres dedos medios grandes, mientras que el meñique y el pulgar quedaron atrofiados, demasiado pequeños. Después del espectáculo otoñal, las hojas se desprenden y mueren, y el árbol espera el nacimiento de sus nuevas estrellas.

Esbeltos y alargados llegan a medir hasta 40 metros. Sin embargo, los ejemplares urbanos son más pequeños, aunque con la misma copa simétrica, cónica, que lo corona. Los troncos son rectos y delgados, juntos parecen un regimiento de soldados en posición de firmes, esperando las instrucciones de algún superior.

Lo más singular de este árbol, que se luce en otoño, es su fruto. Mide entre tres y cuatro centímetros de diámetro, un poco más pequeño que una pelota de golf cubierta de puntas afiladas. Esferas de apariencia extraterrestre cuando tiernas y de arma de tortura cuando secas, que muy bien podrían pintarse de dorado y plateado, y colgarse en los árboles de Navidad.

Tiene ese extraño nombre, liquidámbar, porque su resina es un aromático líquido color ámbar. Se conoce como estoraque y se usa en la medicina tradicional por sus propiedades antisépticas, como expectorante, antiinflamatorio, cicatrizante y antiparasitario; así como en la industria cosmética para hacer jabones e inciensos. Hay registro de su uso desde la llegada de los españoles a América: Fray Toribio de Benavente, Motolinía,  hace referencia a él como medicina, mientras que Bernal Díaz del Castillo como relajante, al fumarse en pipas mezclado con tabaco.

Si quieres conocer otros #ÁrbolesLocales, mira el Ahuehuete y el Trueno o da clic aquí.

Exit mobile version