A diferencia de la luz del sol, que es equitativa, la iluminación urbana es generada de las ciudades para las ciudades. Desde aquella luz cálida de la ventana de un departamento, hasta la fachada resplandeciente de un rascacielos que te fuerza a mirar hacia arriba o las sombras misteriosas proyectadas en los muros por las hojas de los árboles. La iluminación de la Ciudad de México es una expresión directa de su complejidad, caos, variedad e historia abrumadora, por lo tanto seleccionamos 4 espacios distintos entre sí que dan vida e identidad al paisaje nocturno de nuestra urbe.

Galería Karen Huber

Bucarelli 120, Col. Centro
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paseos de luz

Foto: Cortesía K.H.

Entre el edificio Vizcaya y una tienda de persianas, llama la atención una entrada con el número 120 con neones blancos. Este predio de aires cincuenteros es ahora un espacio dedicado a la pintura contemporánea. El arquitecto Tiago Pinto de Carvalho lo restauró en 2016 y el proyecto de iluminación lo hizo SOMBRA.

La iluminación de la galería a primera vista parece sencilla, pero en realidad tiene una gran versatilidad y adaptación a la arquitectura. En la zona de oficina se acentúa la profundidad y la materialidad y se crea una atmósfera cálida que se diferencia del resto de la galería. Aquí tanto los materiales como la luz rompen con lo neutro y sobrio del espacio central.

Por otro lado, la zona de exposiciones tiene una iluminación difusa y uniforme. Esto genera una amplia lectura y visibilidad en el espacio. Es una iluminación que se adapta a cualquier tipo de representación artística, factor muy importante en vista de que las exposiciones y el espacio cambian constantemente. Se genera así un diálogo constante con el arte y la luz natural, todos se cambian y tienen ciclos.

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Salón Los Ángeles

Lerdo 206, Col Guerrero
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los ángeles

Fotografía de Lionel Vega. Instagram

Lleva más de 80 años y sigue siendo el mejor plan para un domingo. La iluminación del salón juega un rol importantísimo en la creación de esta atmósfera tan particular.

En la fachada del edificio hay un letrero resplandeciente que invita a entrar. Es imposible no fijarse en las letras bold que dicen Los Ángeles con un aura brillante de luz rojo, color que genera una extraña nostalgia.

Una vez dentro, el tiempo retrocede y la alegría consume. Ese distintivo tono rojo carmesí de la atmósfera contrasta con el escenario del fondo que está iluminado por tubos fluorescentes de luz fría que emiten una luz difusa y uniforme. Claramente el escenario no es el protagonista de la película, la luz plana nos sugiere su existencia.

En la pista de baile la iluminación crea una atmósfera cálida y acogedora. Los candiles de vidrio a media intensidad embellecen el espacio y nos recuerdan aquellas épocas donde las luminarias se hacían presentes con gran elegancia e incandescencia.

El elemento visual más potente y característico del Salón Los Ángeles es, sin duda, la luz neón que enmarca elementos arquitectónicos en conjunto con los mensajes de Los Ángeles, y por debajo en cursiva Dulcería. Las palabras luminosas le dan forma y carácter al espacio, la mezcla de colores de luz comunica una emoción fuerte llena de historia y alegría.

La fiesta de colores de neón se refleja en el piso de madera de la pista de baile, los destellos son interminables como un lienzo infinito, como un espacio infinito, así es El Salón Los Ángeles.

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Tianguis nocturno de la Obrera

Bolívar a la altura de Roa Bárcenas, colonia Obrera

paseos de luz

Foto ©Andrea Cinta

tianguis nocturno obrera

Foto ©Andrea Cinta

El tianguis nocturno de la Obrera es una extravagancia de comida callejera y puestos de uñas, pero lo más especial es la luz. Señoras cosen ropa a la luz de un foco blanco, los clientes compran papas a la francesa, papas gajo, dorilocos, chicharrones preparados y alitas bbq en puestos iluminados todos distinto, como pueden. La famosísima pastelería D.Henaro, con su neón en cursivas, ilumina todo de anaranjado y rosa y los rostros de todos se colorean de cada color posible mientras caminan por las calles.

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Central de Abasto por la noche

central de abasto

Foto ©Andrea Cinta

central de abasto

Foto ©Pau LC

 

En temporada de muertos, la Central de Abasto se llena de lucecitas y camionetas llenas de flores que desempacan en la madrugada. Encima de todos está la noche, el cielo gris, la luna de octubre. La época fantasmal. El alumbrado blanquísimo que ilumina siempre la Central cae –tensa– sobre las flores, los charcos, los “peregrinos”. A diferencia de un día normal en este epicentro urbano, por las noches no suele haber tanta gente. Es, en este caso, una verbena quedita. A la romería van los devotos a la excursión. No hay iluminación más tétrica y hermosa.