“En la naturaleza nada existe por si mismo”, escribió la bióloga marina Rachel Carson, hace casi 60 años, en La primavera silenciosa. Para algunos el primer libro divulgativo sobre impacto ambiental y para muchos de sus contemporáneos “una obra fantasiosa”. Pocos años después de eso, se celebró por primera vez el Día de la Tierra: el 22 de abril de 1970 y con el fin de actuar para proteger la tierra. Ahora esta fecha es más vigente que nunca.

El lema de 2019 es “Protect our species” y nos llama a proteger la biodiversidad de especies que viven en todo el mundo. Hay distintas formas de cuidar el mundo y esta es una invitación a conocer lo que nos rodea. En Local llevamos un rato volteando a ver esas especies que tenemos cerquita, y las compartimos ahora en una lista. Porque creemos que lo que se nombra se cuida y conserva. Y como dijo Carson: ¿qué haríamos sin ellas?

 

El cacomixtle

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Este mamífero de ojos saltones y cola de mapache es conocido por sus hábitos nocturnos. En colonias como el Pedregal, Condado de Sayavedra, Compositores Mexicanos o San Andrés Toltepec viven –solitarios y silenciosos– algunos de estos parientes de los mapaches y los coatíes. A propósito, el otro día vimos a uno, algo desorientado, frente a la Embajada Rusa, en la San Miguel Chapultepec.

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El tlacuache

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A menudo los tlacuaches son confundidos con ratas, pero en realidad son muy distintos. El tlacuache es fuerte y más grande que una rata. Tiene la cara puntiaguda y orejas redondas. Su pelo es largo y sus puntas son blancas. Por ignorancia o mito, todavía hay quienes los matan, y en la ciudad algunos rincones son trampas. Por ejemplo los contenedores de CU. Afortunadamente, hay quienes buscan hacer un cambio: RETA – Rescate tlacuache.

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Las catarinas de ciudad (que salen en primavera)

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Las catarinas son un control de plagas natural para cultivos. Incluso para los jardines de la ciudad. Por un lado son depredadores de plagas y por el otro, alimento para más especies, pues muchas de las aves nativas o migratorias se alimentan de ellas. Es importante diferenciar las catarinas nativas de las catarinas exóticas (como la arlequín), que más bien perjudican la tierra.

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Tarántula del Pedregal

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Bajo las rocas volcánicas del Pedregal vive este arácnido que es endémico de esta colonia y que se parece a su entorno. La emperatriz de las piedras, una piedra que vive. No hacen nada, no les hagamos daño.

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Gorrión serrano

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El gorrión serrano es un ave pequeña que sobrevuela bajito el cielo de Milpa Alta de pastizal en pastizal en las orillas de la Ciudad de México. Lo curioso es que esta ave puede parecer de lo más conocido y familiar, pues se parece mucho al gorrión común que aquí vemos desde la ventana o come del alpiste del balcón. El gorrión serrano no es común, es extremadamente raro.

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Víbora de cascabel

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En la REPSA y hasta la zona residencial del Pedregal existe la posibilidad de encontrarse con una víbora de cascabel. Es cierto que la serpiente de cascabel es reconocida como la serpiente más venenosa de Norteamérica, pero justo se llaman así por el cascabel que llevan en su cola, cuya función es avisar que es peligrosa y protegerse de mamíferos más grandes.

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Tlaconete morelense, una salamandra violeta y diminuta

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Es vecina de los bosques templados en el sur de la Ciudad de México, el Estado de México y Morelos. Pero aquí en la ciudad están en lugares muy puntuales; recientemente, un grupo de biólogos de la CONABIO anduvo tras su paso, en el Parque Nacional Desierto de los Leones. regulan las poblaciones de insectos en su entorno, evitando que sean una plaga para las plantas. A eso se le llama “depredador tope”. También ayudan a airear el suelo, pues cuando se mueven menean la hojarasca y permiten la entrada y ciruclación del aire.

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Teporingo

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El teporingo es el conejo más pequeño de México. Vive muy cerca de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, en las faldas de los volcanes. Su forma, como una bola, despierta curiosidad, pero los teporingos no son muy conocidos. El zacatuche, como también se le llama, mide algo así como 30 centímetros. Su pelo es de color amarillo y negro y su cola es tan diminuta que no se alcanza a ver. Tiene patas cortas y orejas redondas, rosas, con poco pelo. Sus ojos suelen ser más redondos que los de un conejo común. Debido a su cercanía con la ciudad, a donde bajan a veces por comida, están en peligro de extinción.

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