Juan Heladio Ríos fue uno de los fundadores del Tianguis Cultural el Chopo a principios de los ochenta, cuando todavía era un tianguis cultural y no un mosaico de todoloquesevenda y géneros populares.  Él vendía e intercambiaba películas de culto. “Traje cine de arte a un tianguis rockero. Cuando empecé a tener videos vírgenes les traía puro cine raro sin subtítulos”.

Médico titulado, filósofo, tanatólogo y reconocido gurú cinematográfico, Juan Heladio es uno de estos pocos dinosaurios en peligro de extinción que se encuentran en el tianguis del chopo, y es uno de los personajes más especiales que quedan. En su puesto exquisito de películas encuentras títulos que van de lo marginal hasta lo exclusivo, lo clásico, lo europeo y lo nacional independiente. Todos los géneros raros, los remakes, los reciclados. Filmes que encargaba a sus amigos en el extranjero o que encontraba en algún mercado extraño y que ahora son parte de su colección.   

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Dice que empezó a ver cine porque su papá le daba dinero si adivinaba el director de cada película y si hacía una reseña después. Así fue formando su camino hacia el cine de arte y lo convirtió en un hábito. Tiempo después, el intercambio con su papá migró a un blogspot en el que escribe sobre cine (por favor véanlo, es una maravilla) por medio del cuál sus clientes llegan a pedir títulos al puesto. 

Cada película que vende viene acompañada de alguna reseña, una descripción panorámica o una crítica filosófica firmada, desde luego, por él mismo. Si uno está de suerte podrá encontrarse no solo comprando una buena película sino teniendo un refrescante debate sabatino. “La gente que viene aquí tiene su famita porque son pintores, escritores, literatos. Monsiváis pasó por acá pidiendo películas. Es divertido porque entre todos hacemos intercambios físicos de películas, libros, discos y palabras”.

Juan Heladio cree en el cine como medio para transmitir y aprender conocimiento. Por ejemplo, aprendió alemán, portugués, italiano y francés porque no había quién le subtitulara las películas. Su vida se rige para y por el cine: “el cine me enseñó a vivir. La idea del amor la aprendí de Truffaut, Lawrence Kasdan y Andrzej Żuławski. Los maestros de mi vida fueron los directores de cine y los filósofos”.

Entre semana Juan Heladio da consultas en enfermería y medicina y los sábados receta películas. La consulta funciona en tanto el paciente, en este caso el comprador, llegue con síntomas que necesiten ser tratados. “Si alguien no puede dormir receto En el transcurso del tiempo de Win Wenders o las soporíferas e insoportables de Godard o de Angelopoulos”, comentó en entrevista con José Xavier Navár.

Ya es tarde, hace calor en el Tianguis del Chopo y el puesto de Heladio es un transitar de gente que va y viene. Hay cuatro banquitos que casi siempre están ocupados. Juan Heladio y sus amigos hablan de los nuevos formatos para ver películas, de si la obra de arte murió o no, de la autoría, de los jóvenes. Discuten, se interrumpen entre ellos y alguien que busca “consulta” llega a interrumpirlos a ellos en su plática agitada. 

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“¿Si el Chopo fuera una película cuál sería?”, le pregunto a Heladio y sus amigos que están en el puesto. Todos buscan referencias y tres de los cinco responden al unísono: “¡Los olvidados!”. Luego se ríen porque parecen saber que en el Tianguis Cultural del Chopo hay una especie en peligro de extinción.  –Y son ellos. 

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