Aunque ya no queda mucho de ellas, hubo una época en la que el sur de la ciudad estuvo repleto de haciendas y muchas de ellas se convirtieron en colonias o dieron su nombre a las mismas. La Portales, por ejemplo, es una de esas colonias que nacieron de esta manera y aunque lo único que queda de ese pasado es el nombre, su historia todavía sale a la luz de vez en cuando.

La construcción de la hacienda de Hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales data de la época virreinal y a lo largo de su historia pasó por diferentes dueños. Uno de los más celebres fue el militar y escritor Francisco Manuel Sánchez Tagle, quien convirtió el antiguo casco de la hacienda en su hogar hasta la fecha de su muerte en 1872.

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Casco de la Hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales.

Para ese momento, la hacienda no sólo era uno de los agrícolas y ganaderos más fuertes de la ciudad, sino también una de las más grandes. Basta con decir que sus terrenos abarcaban una buena parte de los poblados de Churubusco y Santa Cruz Atoyac. Además de siembra y ganado, la construcción también contaba con acueductos y una fábrica de materiales para la construcción como ladrillos y bloques de adobe.

El inicio de la Portales

Para 1888 varias haciendas ya habían cedido sus terrenos para que sus trabajadores y algunos colonos construyeran casas y vecindades. La de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales no se quedó atrás y ya en poder de Francisco Cravioto, se comienza a hacer la traza de la colonia que habría de establecerse alrededor de la hacienda que después de la Revolución entró en decadencia.

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Mapas de la traza original de la Portales. Foto: Archivo Histórico de la Ciudad de México.

La colonia Portales nace oficialmente en 1914, pero la traza y la urbanización se tardó un año en consolidarse, pues para el 27 de febrero 1915 la zona sufrió un ataque por parte del ejército de Emiliano Zapata que arrasó con los poblados de Iztapalapa, Culhuacán, San Pedro de los Pinos, la Viga, Mixcoac y Taxqueña.

 

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Foto: Archivo Histórico de la Ciudad de México.

No pasó mucho tiempo para que la actividad ganadera y agrícola de la colonia desapareciera. Muchos de sus pobladores aprovecharon el paso del tren para establecer comercios de todo tipo, pero sin duda el negocio que prevaleció fue el de los hoteles que hoy proliferan en la Calzada de Tlalpan por estar a las afueras de la ciudad. Uno de los más famosos fue el motel El Silencio que abrió en la década de los cincuenta y cuya infraestructura fue la primera en su tipo.

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El tianguis de la Portales

Un recorrido por la Portales no está completo si uno no visita su tianguis de chácharas. Esto es algo que sabía muy bien Carlos Monsiváis, coleccionista empedernido e hijo distinguido de la colonia. Allí iba a buscar principalmente libros, pero también tenía sus proveedores fotografías y estampas, pinturas y toda clase de objetos que le sirvieran para hacer crecer su acervo que hoy descansa en el Museo del Estanquillo.

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Foto: La Ciudad de México en el Tiempo

El tianguis inició en 1944 como un tiradero de deshechos industriales en el que los ropavejeros separaban la basura. Allí, si veían algo que todavía tenía oportunidad de una nueva vida lo reservaban para sí o lo vendían en sus carretas. Cuando comenzaron a abundar los vendedores, la delegación Benito Juárez decidió otorgarles el espacio que hoy ocupa este mercado de pulgas.

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Foto: Local.Mx

Caminando por allí, uno encuentra pedacitos de pasado que puede ir armando hasta hallar los inicios de algún lugar tan fascinante como esta colonia al sur de la ciudad. Una zona que, por estar a las afueras, es el inicio de muchas historias capitalinas.

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