“Que el entrar, a pesar de ser tan oscuro, te ilumina…” Así describe Fernanda Carri la capilla Bruder Klaus, un espacio que la conmueve y que, de algún modo, refleja su propia obra: un equilibrio entre lo íntimo y lo imponente, entre lo que se oculta y lo que se revela. Carri es una de las voces más interesantes del arte contemporáneo mexicano, una artista que juega con la materialidad—delicada y brutal a la vez—y que encuentra en la escultura, la cerámica y la piedra un eco de su propia sensibilidad. En esta entrevista hablamos sobre su proceso, su relación con la memoria, el peso de la arquitectura en su obra y la vulnerabilidad que implica compartir su mundo.
¿Qué parte de tu personalidad o tu universo interno podemos ver claramente reflejado en tus obras?
Creo que en algunas obras es difícil encontrarlo, pero principalmente me delato en los materiales, en usarlos sin ocultar o cambiar lo que son.. en los títulos de las piezas…
Tu obra explora temas universales como la identidad, la memoria y la conexión con el entorno. ¿Hay algún momento específico en tu vida que haya marcado la dirección de estos temas en tu práctica artística?
Varios pero hay uno en especial. Prefiero no entrar en detalles pero un día en especial me dijeron cosas más chica que me lastimaron, y me dolieron tanto que busque sanar por medio de escribir, seguido de terapia y finalmente encontré en la “creatividad” una manera de poder acabar de sanar. Estos tres elementos fueron constantes por tanto tiempo en mi vida..
Inspirarte en artistas como Louise Bourgeois, Pedro Reyes y Barbara Hepworth implica un diálogo con referentes que han explorado la vulnerabilidad y el poder. ¿Qué aspectos específicos de sus trayectorias resuenan contigo y cómo los reinterpretas en tu obra?
Louis fue mi primer conexión profunda con el mundo de arte, y al mismo tiempo, me enseñó a tomar mis vivencias -superficiales o personales- y transmitirlas en diferentes elementos. Mientras que Barbara me hizo emocionarme de las posibilidades del mundo orgánico en la escultura.. donde todo es posible.
Por último puedo decir que Pedro es como mi superhéroe, esta bomba de talento mexicana que hace todo bien. Desde dibujo hasta esculturas monumentales.
Comenzaste a hacer arte con la intención de sanar. ¿Qué prácticas o rituales mantienes hoy en día que te ayudan en este camino de sanación que no tienen nada que ver con el arte?
Escribir sigue siento la fuente principal tanto de creación como de consciencia. A veces inicio los capítulos hablando al “universo”, a veces a mi misma, a veces en alguien quien admiro. Es un juego de exploración.
¿Qué papel juega tu formación en arquitectura en el desarrollo de tus esculturas y piezas espaciales? ¿La concibes como un lenguaje integrado o como un diálogo paralelo con tu obra artística?
Supongo que estudiar arq en vez de arte me hizo crearme mis propias reglas de lo que se puede o no se puede hacer. Por otra parte arquitectos como Peter Zumthor me hicieron pensar en las formas, volúmenes y sombras de manera distinta, conectarnos al mundo por la razón… pero sin dejar la emoción…
Durante tu residencia en Proyecto H, abrirás tu proceso creativo al público. ¿Qué significa para ti compartir ese espacio íntimo con los demás? ¿Cómo crees que este intercambio puede transformar tu propia percepción de la obra?
No lo se ! Pero me da nervio ! Siempre le he dado al espectador una “pizca” de donde viene la razón de la pieza. Pero, ahora habrá textos sacados de mi diario que me hacen sentir bastante vulnerable. No dudo que cambie el como vean mis obras.
La materialidad parece ocupar un lugar central en tu práctica, desde la cerámica hasta el textil. ¿Cómo eliges los materiales con los que trabajas? ¿Crees que ellos también tienen una “voz” que influye en el resultado final?
A veces es el material que me hace sentir algo en el momento. A veces solo es mi curiosidad a explorar. Pero definitivamente este juego que traigo con mis series actuales entre frágil (cerámica) y extremadamente rígido y pesado (piedra) refleja mucho mi tono.
Has mencionado que lo más interesante de tu trabajo es observar las conversaciones que el público tiene consigo mismo al profundizar en tus obras. ¿Qué has aprendido de esas “conversaciones invisibles” y cómo retroalimentan tu proceso creativo?
No creo que retroalimenten mi proceso creativo pero lo disfruto mucho. A veces es leer lo que suben a redes de lo que sintieron con mi trabajo, a veces es escuchar, a veces es alguien acercarse con lagrimas en los ojos.. pero la experiencia es la misma, cada persona es un mundo y todos me dan tanta curiosidad.
El Premio Massimiliano Galliani per il disegno en 2020 marcó un hito importante en tu carrera. ¿Cómo impactó este reconocimiento en tu perspectiva como artista y en tu conexión con el panorama internacional del arte contemporáneo?
Fue una sorpresa porque es un premio que hizo la familia del artista como oda a su trabajo y conectarlo con futuras generaciones. Pero el trabajo de Massimiliano es estrictamente académico y con una técnica impresionante. Yo gane el premio por una serie en blanco y negro de tintas y figuras orgánicas. Pero fue una experiencia increíble conocer a su familia y su legado.
A medida que creces en el ámbito internacional, con exposiciones como la de Kristin Hjellegjerde en Berlín, ¿cómo te gustaría que el público fuera de México entienda y sienta tu trabajo? ¿Hay algo de tu identidad cultural que quieras preservar o reinterpretar en este contexto global?
No puedo mentir… espero que el público conecte como he visto que conectan en la diferentes exposiciones que he tenido. Que entiendan los textos y de donde vienen las piezas. Creo que la identidad cultural existe en la materialidad, en las piedras nacionales y la personalidad que traen al propio discurso.
Finalmente, si pudieras definir tu obra como un espacio físico (un edificio, un paisaje, una habitación), ¿cómo sería? ¿Qué emociones y experiencias buscarías evocar en quienes lo habiten?
Que increíble pregunta! No estoy segura pero me encantaría que fuera a la capilla Bruder Klaus en Alemania. Creada con las huellas de cientos de troncos traídos del bosque más cercano dejando una estructura de hormigón, bastante chica. Que el entrar, a pesar de ser tan oscuro, te ilumina por medio del tragaluz y una serie de pequeños agujeros alrededor de toda la estructura. Te hace sentir que estas en este lugar especial y armonioso donde caben muy pocas personas- puedes ser solamente tu o las personas más cercanas a ti.