25 de abril 2025
Por: Estefanía Fink

Magali Lara en el MUAC, Cinco décadas en espiral

El MUAC presenta una gran retrospectiva de Magali Lara: cinco décadas de arte que hablan del cuerpo, la escritura, la maternidad y la vida interior. Te contamos por qué verla y qué otros planes hacer por la zona.

Hay artistas que se vuelven faros: no porque se coloquen sobre un pedestal, sino porque iluminan desde lo íntimo. Magali Lara es una de ellas. Su obra ha sido, desde los años 70, un mapa emocional de lo que significa habitar un cuerpo, un país, un lenguaje, una herida. Y ahora, en el MUAC, su trayectoria toma forma de espiral.

“Magali Lara. Cinco décadas en espiral” no es solo una retrospectiva: es una constelación de momentos vitales, un tejido de símbolos y silencios que hablan desde lo más cotidiano. El recorrido empieza con sus piezas más recientes y avanza hacia el origen. Como si el tiempo, en lugar de avanzar en línea recta, se doblara sobre sí mismo.

La muestra, curada por Cuauhtémoc Medina y Virginia Roy, ocupa tres salas del museo. Ahí se despliegan pinturas, dibujos, instalaciones, diarios visuales y animaciones que revelan no solo la evolución de su trazo, sino su persistencia. Porque hay algo profundamente coherente en todo lo que Magali ha hecho: una búsqueda por traducir lo inasible. El deseo, el duelo, la escritura, la maternidad, la enfermedad, el erotismo, la rabia. Todo eso está ahí, pero nunca de forma literal. Sus obras no ilustran: susurran.

Una artista que dibuja con el cuerpo

Desde sus inicios en la generación de los Grupos —cuando el arte mexicano buscaba romper con el muralismo y los relatos oficiales—, Magali apostó por una voz propia. Una voz que se dibuja, se escribe, se borra y vuelve a emerger. En los 70 publicó un cómic feminista titulado Tajín, en el que el cuerpo femenino aparecía no como objeto, sino como territorio. Ya desde entonces se adivinaba una urgencia por nombrar lo no dicho.

En esta expo están los diarios dibujados que hizo durante la enfermedad de su madre, las piezas en papel que se transforman en animaciones, las frases manuscritas que flotan como pensamientos a medio camino. No hay grandilocuencia en su obra: hay intimidad, y por eso duele, y por eso sana.

Uno de los momentos más conmovedores de la muestra es su mural más reciente, realizado específicamente para el MUAC. Un trazo abierto, emocional, que parece surgir del centro del cuerpo. Como si cada línea fuera una respiración, un eco de todas las anteriores. Y lo es.

Leerla con el cuerpo, mirar con pausa

Quizá lo más valioso de esta exposición es que te obliga a ir lento. A detenerte en lo mínimo. A leer un trazo como quien escucha una confidencia. En un mundo sobresaturado de imágenes limpias, frías y veloces, el trabajo de Magali Lara es un recordatorio de que mirar también puede ser un acto afectivo.

Hay obras que no piden ser entendidas, sino acompañadas. Esta exposición está llena de ellas. Y por eso se siente tan viva.

Si vas al MUAC…

Además de entrar en la espiral de Magali Lara, te recomendamos darte una vuelta por el Jardín Botánico de CU, que está a unos pasos del museo. No solo porque es uno de los lugares más mágicos de la ciudad, sino porque ofrece el respiro perfecto después de una exposición tan densa y emocional. Entre cactáceas y agaves, uno puede dejar que el cuerpo procese lo visto.

Y si te da hambre (que siempre da), el Comedor de Investigadores de la UNAM está abierto al público y tiene platillos sencillos pero deliciosos, a precios amistosos. Es un gran plan de sábado.

“Magali Lara. Cinco décadas en espiral” estará en el MUAC hasta el 19 de octubre de 2025.
Ve con tiempo, con disposición, con ganas de mirar diferente.

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