Punta de Lanza diseña hermosos objetos de obsidiana. Con ellos vuelve a contar la historia de este cristal volcánico (porque no es una piedra) y nos recuerda sus usos prehispánicos, su belleza, sus asociaciones con magia y la infinidad de posibilidades que permite al trabajarla.

Visitar minas de obsidiana

Quizás lo más especial del proyecto Punta de Lanza es que también ofrece la posibilidad de visitar minas y yacimientos de obsidiana para entender un poco más sobre su formación e importancia. Después de todo la ciudad de Teotihuacán creció a su tamaño no sólo por la fertilidad de la tierra sino porque estaba a un lado de una enorme fuente de obsidiana (materia prima para la medicina, la guerra y la religión). Si visitas las minas con ellos, o la tienda (en la Roma), te explican cómo las betas de colores de cada cristal son producto de la mezcla del vidrio volcánico y la tierra. La obsidiana más conocida es la negra, pero dependiendo del lugar existen colores distintos: verde, roja, dorada y arcoíris. Casi todo se puede hacer de obsidiana, por eso lo consideraban el oro de los aztecas.

cuenco de obsidiana

obsidiana

El proyecto es de Ana Gabriela González, y la idea surgió cuando vio la exposición de Jimmie Durham, quién trabaja de la más increíble con piedras. En México trabajó con la obsidiana y su exposición en kurimanzutto fue de lo mejor que hemos visto allí. A partir de eso, Ana Gabriela viajó a La Sierra de las Navajas, en Hidalgo (el yacimiento de obsidiana más grande de México), donde conoció a Juan, un artesano que antes era minero pero se accidentó y, el Estado le pago una capacitación en Teotihuacán para que aprendiera a trabajar la obsidiana. Él se encarga de enseñar el oficio a todos los demás del pueblo que quieran aprender. Gracias a Juan en La Sierra de las Navajas no solo hay mineros, ahora hay artesanos que trabajan los cristales volcánicos que extraen.

Ana Gabriela empezó a trabajar la obsidiana como un proyecto de tesis hace siete años, y desde hace más de cinco diseña objetos bajo el nombre Punta de Lanza.

El oro azteca, el espejo humeante

La obsidiana fue venerada en las culturas azteca, tolteca y huasteca por dos cosas principalmente: su filo (para las puntas de lanza y navajillas) y su asociación mística (como absorbente de malas energías y como material curativo). El emblema de Tezcatlipoca (dios mexica de la oscuridad y uno de los creadores del universo) era el espejo humeante de obsidiana. Si te reflejabas en él podías ver tu presente, pasado y futuro. Este espejo de obsidiana también funcionaba como filtro para ver hacia el sol. Por eso el primer artículo que produjeron fue un set de cuchillos y una tabla hechos completamente de obsidiana. En este producto, Punta de Lanza retoma los dos usos de la piedra, el filo en los cuchillos y la magia en la tabla, que asemeja el espejo humeante del dios.

minería

Punta de Lanza

trabajo con el cristal volcánico

Objetos de Punta de Lanza

También hace pipas, platos hondos, ceniceros, macetas y otros elementos más artísticos que representan los nueve niveles del inframundo hasta llegar al Mictlán. Hay tantas posibilidades de transformar el aspecto de esta piedra, que actualmente Ana Gabriela está trabajando unos prototipos de de lámparas, pues la roca puede quedar muy delgada y traslúcida.

Punta de Lanza también funciona como intermediario entre cualquier persona que necesite obsidianas, o productos de obsidianas, y artesanos o mineros. La diseñadora ha colaborado con artistas y también ha dado trabajo a los artesanos por varios años. Entre otras cosas, Ana Gabriela les da sus diseños a los artesanos de Hidalgo para que, si quieren, los repliquen y los vendan y se genere un círculo de cooperación. Una de sus colaboraciones más importantes fue con Carlos García Noriega en la que intervinieron un cristal volcánico de más de una tonelada.

Punta de Lanza

Si están interesados en la obsidiana, necesitan algún producto o quieren visitar las minas y talleres, Ana Gabriela se ofrece a llevarlos, pueden encontrarla en su Instagram @punta.de.lanza

Punta de Lanza se vende en Marsella 68 y en la tienda del Museo Tamayo.