Que nos lean en voz alta es uno de los placeres sencillos más ricos de la vida. Allí callamos nuestra voz, y la voz del narrador parece emanar desde el interior de nuestra cabeza, llevándonos de paso a esas memorias profundas de la infancia en que nos acurrucábamos bajo el brazo de nuestra madre o padre. No por nada los grandes narradores de audiolibros se hacen de tantos seguidores devotos. Se convierten en seres queridos.

De ahí que la tecnología haya propiciado un boom de audiolibros donde todo tipo de celebridades se han enlistado para leer las grandes novelas del canon. Recordemos, por ejemplo, cuando David Cameron, Tilda Swinton y Stephen Fry (entre otros) se reunieron para leer y grabar nada menos que Moby Dick de principio a fin. Y ejemplos como este hay cientos, que han tenido muchísimo éxito por su combinación entre las habilidades dramáticas de un actor y los requerimientos, también dramáticos, de un buen texto literario.

Un caso afortunado en México es le editorial Cascajo, que hace audiolibros bien narrados, bien hechos y bien elegidos. Comenzó hace un par de años por la inquietud de Andrés García, Juan Leduc y Gabino Rodríguez por comunicar de una forma distinta los textos que más les gustaban, para después subirlos a su página de internet y la gente tuviera acceso a ellos de manera gratuita.

“Todo esto nació por gusto —dice Juan Leduc en entrevista—. Son textos que utilizábamos sobre todo en viajes y el audiolibro siempre nos pareció un medio muy rico, pero muy difícil de explotar. De los que escuchábamos nos gustaban el contenido, pero no necesariamente la producción. En ese entonces, Gabino [quien es actor] estaba leyendo mucha crónica y se nos ocurrió pasarla a audiolibro”.

 1. ¿Cómo hacen la curaduría para saber qué textos van a grabar?

Casi siempre son cosas que estamos leyendo. Somos una especie de banda de garage, son las cosas que nos gustan. Depende también del contenido del texto y de sus cualidades narrativas. La primera que lanzamos fue una colección de crónica latinoamericana, que es un género que se puede explotar muy bien en audio, que se llamó Cuentos de ultratumba, historias muy fuertes, siniestras. Después de eso producimos varios cuentos de Italo Calvino, que nos leían de niños.

Juan hace radio, así que es quien se encarga de la producción, mientras que Gabino [actor] está a cargo de la locución. ¿Y el nombre de Cascajo? “Salió porque los audiolibros nos parecen un poco pedacería, partes de otras cosas. Es reutilizar algo que ya existe para crear algo nuevo”, dice Juan.

 2. ¿Cómo se distribuye su trabajo?

Son textos que tomamos. Todo es gratuito en nuestra página y para algunas presentaciones hicimos un disco físico, que vendemos en lo que nos cuesta producirlo. No queremos lucrar, no es un negocio, lo hacemos por el puro gusto.

3. ¿Tienes algún texto favorito que quieras grabar?

Los clásicos, libros que me cuestan mucho leer, como Los tres mosqueteros o Moby Dick, pero que podrías escuchar mientras viajas en Metro o paseas a tu perro. Pero lo que más me gustaría hacer sería la Constitución mexicana, sólo por curiosidad, porque sé que no la voy a leer nunca. También algún ensayo sobre música, tal vez, que sería muy bueno de producir; me gustan los podcast de investigación, porque siento que he aprendido algo.

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Recomendamos mucho estos “Cuentos populares italianos” vol. I y II, que son una recopilación y versión de Italo Calvino (traducción de Carlos Gardini, editorial Siruela).