Livia Corona Benjamin empezó su primer proyecto de fotografía a los 21 años, una serie en donde recorrió caminos de distintos pueblos de México con un grupo de enanos. Nos cuenta que su familia siempre le prohibía mirarlos pero ella desafió la costumbre dictada por sus parientes para acercarse a ellos. Utilizando un lenguaje en donde el lente mira de frente a las personas fotografió a la comunidad de enanos con la ilusión de cambiar el tabú que los identifica como extraños o no aptos para ciertas profesiones. Enanitos Toreros es el título de libro que recoge las imágenes cúspide de su investigación, la cual duró diez años.

Después vino Dos millones de casas para México, serie que inició cuando el presidente Vicente Fox anunció que fomentaría la vivienda de interés social por medio del INFONAVIT y construyó dicha cantidad de hogares. Sin embargo, la promesa de una vivienda digna está muy lejos de la realidad. Corona Benjamin se encargó de fotografiar durante otros diez años el interior y exterior de estas casas que se caracterizan por colocarse una a lado de la otra para compartir el mismo plano arquitectónico. Sus imágenes muestran que los espacios son difíciles de habitar dadas sus dimensiones ¿qué pasa cuando quieres subir un colchón por las escaleras pero no cabe?

En su proyecto actual lleva trabajando apenas cuatro años. Se trata de una investigación sobre silos en diversas partes del país que se utilizan para guardar grano. Si bien estas construcciones han estado presentes desde el Siglo XIX, fue bajo el programa de la Comisión Nacional de Suplementos Populares (CONASUPO) que se implementó su construcción. Esta decisión se tomó durante la administración priísta de Gustavo Díaz Ordaz y fue Carlos Hank González quien quedó al frente del programa. Corona Benjamin calcula que hay más de 4 200 silos a lo largo de la República Mexicana.

Livia Corona. Nadie Sabe. Nadie Supo.

Vista de la exposición Nadie Sabe. Nadie Supo de Livia Corona.

Las construcciones tienen una hermosa forma cónica que contrasta con lo fallido de su funcionamiento. La fotógrafa nos cuenta que, al principio, el programa fue exitoso porque “CONASUPO le garantizaba un precio de compra y un precio de venta al campesino para así controlar el precio de exportación a nivel global. Empezó a subir. Sí funcionó al principio pero esas ganancias las dejaron de reflejar al campo y dejaron de invertir para que creciera conforme la demanda que estaban creando”, explica. Hoy en día los silos cumplen diferentes funciones, desde fachadas que albergan publicidad de campañas políticas, hasta figuras en el paisaje que lo adornan porque su interior se encuentra en abandono.

Parque Galería presenta una exposición dedicada a los silos capturados por Corona Benjamin.  Su título Nadie Sabe, Nadie Supo es la primera frase de un chiste que se escucha desde la década de los 70, el cual remata con “qué fue de la CONASUPO”.

La muestra está conformada por tres piezas: un video donde aparecen distintos silos con un audio de Noel Aguilar, quien habita en uno de ellos; una pila de costales vacíos con una serigrafía en blanco y negro que dice “Nadie Sabe, Nadie Supo”; y un políptico que presenta 21 imágenes realizadas a partir de una sola placa —una estrategia que hace eco del hecho de que Pedro Ramírez Vázquez presentara un sólo plano arquitectónico para todos los silos— y la cual Corona Benjamin reveló y amplió de forma análoga jugando en cada impresión con el color. El resultado es una serie de imágenes que insinúan la presencia del silo hecho a partir de cuadritos que al tiempo que revelan, ocultan una forma clara.

Es interesante como a diferencia de Enanitos Toreros y Dos millones de casas para México, en esta ocasión no observamos fotografías directas del objeto de estudio. Esta decisión no fue arbitraria, Corona Benjamin nos cuenta que de ninguna manera le hubiera gustado que las imágenes se convirtieran en propaganda útil para un proyecto gubernamental que fracasó; es por ello que en el video prefiere que se escuche el testimonio de alguien que vive ahí, también por esa razón los silos presentan un lenguaje más cercano a una interpretación artística singular, con guiños al arte pop, que a una mirada objetiva.

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